La muerte de una niña de 12 años por desnutrición crónica sacude a Bolivia

Bolivia termina la semana con una sacudida emocional provocada por la muerte de una niña de 12 años a causa de una desnutrición crónica y el drama de su familia que vive sumida en la pobreza extrema en la ciudad de El Alto, vecina de La Paz.

La historia de la menor, que fue enterrada este sábado tras ser descubierta su muerte el viernes, ha centrado hoy la atención de algunas autoridades, medios de comunicación, la Iglesia católica y columnistas, que lamentan la tragedia de la muerte de la menor.

El Gobierno prometió construir una vivienda para la familia y dar empleo al hermano mayor de la niña, anunció la directora de Gestión Social del Ministerio de la Presidencia, Virginia Velasco, en declaraciones difundidas hoy por los medios estatales.

«La niña falleció a causa de la extrema pobreza en la que vivía toda su familia», señala una pancarta que primero se exhibió en la puerta de la sede vecinal donde fue velada la menor, identificada como Eva, y luego en el ataúd en que fue enterrada.

Eva vivía en El Alto en una habitación de cuatro por cuatro metros junto a sus padres, Eliseo y Lourdes, y cinco hermanos de entre 18 y tres años, en condiciones de pobreza extrema, según reseñaron los medios locales.

La familia vivió en los últimos 14 años y hasta noviembre de 2016 en una casa que cuidaban Eliseo y Lourdes, pero fueron desalojados después de que los propietarios vendieron el inmueble y los nuevos dueños decidieron demolerlo para construir otro edificio.

Así llegaron a vivir a la habitación alquilada, pero al verse sin empleo, los padres de Eva cayeron en una profunda depresión y ya no salían de su precario hogar, mientras que los hijos dejaron de ir a la escuela por falta de dinero.

El único que buscaba la forma de mantener a la familia es Alan (18), el hermano mayor de Eva, quien lamenta que sus esfuerzos no fueran suficientes para salvar a la niña, que además padecía de epilepsia.

La familia no se dio cuenta de que Eva había fallecido. Sólo se percataron cuando un funcionario de la Alcaldía de El Alto se presentó el jueves en el lugar por otro asunto.

La Defensoría de la Niñez alteña y la Policía coordinaron para el levantamiento del cuerpo, así como para el traslado de los padres a un hospital y de los hermanos menores, afectados por desnutrición moderada y anemia, a una casa de acogida.

Tras conocerse este drama, el debate sobre la realidad de la gente que aún vive en la pobreza extrema en el país no ha cesado, sobre todo en las redes sociales y en los medios.

Entre las reflexiones sobre la muerte de Eva y la situación de la pobreza en Bolivia destacan las editoriales que dedican hoy los principales diarios de La Paz, La Razón y Página Siete, al asunto.

Según cifras oficiales, la pobreza en todo el país bajó del 59,6 % registrado en 2005 a 38,6 % en 2015, y la pobreza extrema se redujo de 36,7 % a 16,8 % en el mismo periodo.

«Las cifras ilustran desempeños, la realidad retrata a quienes son marginados de los resultados, a los que son ignorados por los beneficios de la presunta prosperidad económica», señala el editorial de Página Siete.

Para ese rotativo, la «lenta, desamparada y dolorosa muerte de una niña por falta de alimentos esenciales» es una «dura interpelación» para las autoridades y la sociedad, «que no consigue asistir oportunamente a los más desamparados».

La Razón indicó que el suceso «viene a interpelarnos a todos los bolivianos, como sociedad y como individuos, pues la pobreza extrema es un fenómeno creado por el hombre, y es también responsabilidad de cada uno» su erradicación.

Según ese diario, este caso ha dejado en evidencia que «una sociedad en la que sus miembros más desfavorecidos se mueren de hambre necesita repensar sus políticas públicas y sus valores, por cuanto los recursos y los esfuerzos estatales no estarían llegando donde deberían».

En declaraciones al diario El Deber, el secretario general de la Conferencia Episcopal Boliviana, Aurelio Pesoa, expresó su pesar porque ni siquiera los vecinos de la familia de Eva se hayan percatado de las condiciones en que vivían.

«El no percatarse del vecino, el no preocuparse por el otro es una de las cosas que nos entristece como Iglesia y sobre todo que la vida de esta niña haya terminado de esta manera», lamentó. EFE

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