La iglesia en Bosnia en la que veneran católicos y musulmanes

Olovo, Bosnia Herzegovina.

Creyentes católicos, musulmanes y también ortodoxos veneran desde hace siglos una pequeña iglesia franciscana dedicada a la Virgen María en la pequeña ciudad bosnia de Olovo, a unos 40 kilómetros al oeste de Sarajevo.

Este lugar, declarado «monumento nacional» de Bosnia Herzegovina por su importancia cultural e histórica, es uno de los santuarios marianos más antiguos de la región, con orígenes en el siglo XIV.

Mara Bartolovic, una católica de 73 años, y su amiga Senija Degirmendzic, una musulmana de 69 años, se ocupan a diario de mantener la casa parroquial.

La armonía vivida entre estas dos mujeres contradice la imagen de Bosnia como un país de enfrentamiento étnico y religioso tras la guerra que enfrentó a bosnios musulmanes, católicos y ortodoxos entre 1992 a 1995.

«Nací a 30 metros de esta iglesia, crecía junto a ella. Toda mi familia, mis hermanos, nos sentimos próximos a este lugar donde siempre acudíamos a ayudar, y todo iba de forma espontánea», cuenta Degirmendzic a Efe.

Recuerda que en su infancia había peregrinos que pernoctaban en su casa, que se llenaba de alegría con motivo de las fiestas católicas, sobre todo en la Asunción de la Santísima Virgen María, el 15 de agosto, cuando se celebra una gran procesión en Olovo.

«Nunca nos hemos peleado ni discutido, después de tantos años. Cuando no nos ven juntas en la calle siempre preguntan por la otra. Siempre estamos juntas», asegura, por su parte, Bartolovic.

La ciudad tiene unos 10.000 habitantes, la gran mayoría (el 96 %) son musulmanes, unos pocos (2,3 %) son croata-bosnios (católicos) y apenas un 0,7 % son serbio-bosnios (ortodoxos).

Aunque en Olovo hay una mezquita y una iglesia ortodoxa, todos acuden también al santuario católico para rezar por la salud, la salvación y la felicidad, y se les suman a veces gente de otras zonas bosnias y el mundo que buscan remedio y milagro.

Los musulmanes y cristianos de Olovo también celebrarán este año la Navidad juntos, cuenta a Efe el imam de la ciudad, Esad Pepic.

«Aquí nos cuidamos unos a los otros, nos importan nuestros vecinos y nuestros vínculos. Con anhelo esperamos la Navidad para felicitar a nuestros vecinos y visitarlos. Algunos van a la Misa de Gallo, yo también voy, es casi como una obligación» cuenta a Efe.

Desde hace siglos se mantiene esta convivencia: Un guardián en Olovo escribió en 1695 que los musulmanes tenían profundo respeto por la iglesia por los supuestos milagros divinos.

Un primer monasterio franciscano, con una pequeña iglesia de piedra, fue construido en el siglo XIV, y su llave se guarda hasta hoy en el Museo Nacional de Sarajevo.

La conquista del Imperio Otomano en 1463 no afectó a la iglesia ni el trabajo de los franciscanos en ese sitio, pero dos siglos más tarde, en 1867, ante la mala situación económica y por el conflicto entre los otomanos y los Habsburgo (austríacos), los católicos abandonaron la zona por miedo a venganzas musulmanas.

En 1704, el monasterio y la iglesia fueron incendiados por orden de un gobernador otomano local y sólo un fragmento, que llaman la «Piedra Negra», quedó del santuario.

A partir de entonces, los feligreses se juntaban en este lugar, hasta que en 1887 se construyó una iglesia de madera, que en los años 1930 fue ampliada a su estado actual.

Ilija Bozic, el único fraile católico de esa zona de Bosnia, administra la iglesia y su deseo es reconstruirla por su mal estado.

«El edificio no es sólido ni estable, con constancia aparecen rupturas en la pared por el estado de los cimientos, que no fueron bien construidos», cuenta a Efe.

«En el pasado, igual que ahora, faltaba dinero y se construía como se podía. En el pasado hubo varios intentos de sanear la iglesia, por la importancia de la localidad, pero sin éxito», agrega el fraile, un amigo personal del imam Pepic.

En una primera fase de los trabajos, iniciada en mayo y terminada recientemente, se destruyeron las rocas que rodeaban la iglesia para ampliar la plaza donde se ubica y poder acceder a los cimientos que por el mal estado causan roturas en las paredes.

Las labores, en cuya financiación participan la Iglesia católica y las autoridades bosnias, se reanudarán la próxima primavera para reforzar los cimientos y las dos torres de la iglesia.

Estas obras son también importantes para Pepic: «el fraile Ilija es una buena persona, ha llegado a Olovo para hacer algo bueno, reconstruir la iglesia que para todos nosotros significa tanto».

«Él es católico, yo soy musulmán, hacemos el mismo trabajo de dos formas diferentes, pero no hay divisiones. No podemos dividir el aire que respiramos ni el agua que bebemos. Es nuestro, común y aquí lo guardamos», concluye. EFE (I)

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