La crisis climática, patata caliente para la UE en los próximos cinco años

Bruselas.- La descarbonización de la economía y la progresiva eliminación del CO2 serán dos de los principales retos de una Unión Europea (UE) en plena renovación institucional para los próximos cinco años, en los que la crisis climática está llamada a ocupar una posición dominante en la agenda comunitaria.

Eliminar los combustibles para la producción de energía en un horizonte relativamente cercano se anuncia vital para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, que tiene como objetivo evitar un aumento de las temperaturas a final de siglo superior a 2 grados centígrados y luchar por mantenerlo en 1,5 grados.

No obstante, la batalla europea contra el cambio climático sufrió un duro varapalo en el Consejo Europeo del pasado mes de junio, cuando los líderes de los 28 no lograron ponerse de acuerdo en eliminar las emisiones de CO2 para el año 2050, por el veto de Polonia, la República Checa, Estonia y Hungría.

«Es irresponsable, dada la emergencia climática» en la que se encuentra el planeta, según declaró el director de la coalición de ONG ecologistas CAN Europe, Wendel Trio, decepcionado por el fracaso de la UE a la hora de establecer ese ambicioso objetivo medioambiental para dentro de apenas tres décadas.

La hoja de ruta para que la UE logre alcanzar la neutralidad climática para mediados de siglo, es decir, emitir sólo tantos gases de efecto invernadero como se puedan absorber en el territorio comunitario, pasa por «eliminar el apoyo económico a los combustibles fósiles», según CAN Europe.

Esa organización aboga también por dedicar el 40 % del presupuesto de la UE a la «acción climática», aunque las previsiones más optimistas, en base a la propuesta de la Comisión Europea (CE), aún en fase de negociación, apuntan a que el porcentaje de fondos europeos que se dedicará a la lucha contra el calentamiento global entre 2021 y 2027 será del 25 %.

Las altas instituciones europeas tienen la vista fijada en tratar de evitar un desastre medioambiental, en consonancia con las expectativas de los ciudadanos de la UE, a tenor del resultado de las pasadas elecciones europeas, en las que los Verdes registraron un notable ascenso: de 51 a 74 eurodiputados sobre 751.

A pesar de esa subida, la ola ecologista sólo ha pasado por los países de la Europa occidental, especialmente Alemania, pero no ha alcanzado los países del este ni los del sur de Europa, como por ejemplo España, donde no existe un partido verde y que sólo cuenta con un eurodiputado en las filas del grupo europeo, Ernest Urtasun que se presentó por Unidas Podemos.

«Tradicionalmente la ecología en España ha estado mucho más vinculada a los movimientos de izquierdas», explica a Efe Urtasun, quien considera que no es imprescindible un partido exclusivamente ecologista porque Unidas Podemos asumió «muy bien» el programa medioambiental y que el PSOE «ha empezado a hacer algo también».

Los Verdes, como cuarto grupo del Parlamento Europeo, han anunciado que no respaldarán en el pleno del próximo miércoles a la candidata propuesta para presidir la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien necesita el respaldo de la mayoría absoluta de la Eurocámara, pues ignora «completamente la emergencia climática e incluso quiere aspirar a objetivos climáticos más bajos que los acordados previamente por el Parlamento Europeo».

El comisario europeo de Energía y Acción Climática saliente, Miguel Arias Cañete, es un firme defensor de la descarbonización de la economía para 2050, pero queda por ver el rumbo que tomará la Comisión que relevará a partir de noviembre al actual Ejecutivo comunitario.

Actualmente, la UE tiene como objetivos climáticos para 2030 reducir un 40 % las emisiones de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990, una cuota mínima del 32 % de energía renovable y una mejora de la eficiencia energética del 32,5 %.

Se trata de una legislación ambiciosa y pionera, según la Comisión Europea, pero insuficiente para las organizaciones y partidos ecologistas de cara a un futuro cada vez más cercano e incierto.

«La UE está aún lejos» de trazar un «camino creíble para 2050», explicó en un encuentro con varios medios, entre ellos Efe, la diplomática francesa que dirigió las negociaciones del Acuerdo de París y ahora directora de la Fundación Europea para el Clima, Laurence Tubiana.

Entre los retos a venir, Tubiana destaca el futuro de la automoción y si habrá una nueva política industrial en Europa, así como el próximo plan quinquenal de China, sus relaciones con la UE o el peso del medio ambiente en las próximas elecciones de Estados Unidos.

«¿Qué es el nuevo buen modo de vida?», se pregunta Tubiana, quien celebra que, en la opinión pública europea, ahora «hay espacios de discusión política que no existían antes». EFE

asa/jaf/aam

Más relacionadas