El aprendizaje de una estudiante ecuatoriana en la American University

Andrea Proaño, estudiante ecuatoriana en la American University. Foto de Miguel Molina para La República.

Washington.- Estados Unidos, que cuenta en su sistema de educación superior con algunas de las universidades mejor calificadas del mundo, ha sido siempre un destino ansiado por estudiantes de América Latina.

Hoy por hoy debe haber cientos e incluso miles de estudiantes ecuatorianos que estudian sus posgrados en universidades estadounidenses, ya sea con becas estatales o de programas privados.

Andrea Proaño es una de ellas. Ella es periodista graduada de la Universidad San Francisco de Quito. Después de obtener su título fue la Directora del periódico Aula Magna, el rotativo de esa universidad capitalina.

Hoy Proaño estudia Comunicación Internacional con enfoque en cultura, paz y desarrollo humano en la American University de Washington D.C., que le otorgó una beca completa para que realice sus estudios allí. En los jardines junto a su facultad recibe a La República.EC para conversar sobre cómo ha sido para ella esta experiencia.

Este es su segundo año en los Estados Unidos. Piensa que es «positivo explorar nuevos horizontes, exponerse a otras realidades y, sobre todo, ver desde afuera lo que es la vida y el país de uno». En un ejercicio similar al de Neil Armstrong cuando desde la Luna ve la Tierra, Andrea Proaño ha podido reflexionar largamente sobre los problemas de su país y pensar en cual es el aporte que ella podría hacer a su retorno, con la experiencia que ha ganado en Washington.

Para ella lo más difícil de estos dos años ha sido la lejanía con su familia. «Para nosotros la familia y el sentido de comunidad, como la reunión de los domingos, es muy importante» señala, pero a la vez ha descubierto que allá hay muchos estudiantes de su edad en una situación similar, por cuanto se crean nuevas familias de amigos que comparten una cotidianidad y se vuelven un grupo acogedor y cálido durante el tiempo que duran los estudios en el extranjero.

La otra dificultad es aprender a subsistir en un lugar que no es el propio administrando el dinero, pagando las cuentas y siendo responsable por la propia subsistencia. Proaño comenta que Washington es una ciudad muy cara y que es un reto muy grande vivir aquí para estudiantes pues muchos no trabajan y gran parte de las pasantías no son pagadas. Sin embargo, sobrevivir a este proceso de madurez es, inevitablemente, una experiencia de crecimiento.

Lo positivo, para Andrea Proaño, es la oportunidad de «nutrirse profesional y espiritualmente» de una sociedad tan distinta y en una universidad tan prestigiosa a nivel mundial. Además de aprender a conocerse a sí misma y a disfrutar de su entorno ya que esa ciudad tiene «de todo y para todos los gustos». Washington es una urbe muy activa políticamente por ser la capital de la principal potencia mundial, pero además es muy activa en lo social y económico, ahí están las oficinas de la OEA, el Banco Mundial y otras organizaciones internacionales. También es una ciudad con una enorme oferta cultural, ahí se encuentra la prestigiosa National Gallery, los museos smithsonianos y el Kennedy Center donde siempre hay una gran oferta de importantes obras teatrales y musicales.

Proaño no cree que la exigencia académica sea mucho más fuerte que la que ella tuvo en su universidad en el Ecuador pero advierte una diferencia fundamental: «aquí nadie te está chequeando entonces la exigencia depende de ti, no es tanto un tema de exigencia académica como de exigencia personal». Por eso ella recomienda estudiar en el extranjero y aplicar a las becas y programas que existen para lograrlo, ya que para ella esta experiencia le ha servido para darse cuenta de todo lo que puede lograr en la realización de su vida.

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