Una historia de Bollywood endulza las eternas disputas entre India y Pakistán

Geeta

La historia de Geeta, una joven sordomuda, se ha convertido sin proponérselo en un episodio amable entre la India y Pakistán, dos países enfrentados desde su separación hace siete décadas, que viven una situación digna del argumento de una película de Bollywood pero aún sin un final feliz.

La película «Bajrangi Bhaijaan» (el hermano devoto), último éxito de la megaindustria del cine indio, cuenta la historia de una niña paquistaní, musulmana y muda que se pierde en la India, donde un hindú la acoge y tras un sinfín de peripecias logra felizmente devolver a la chica a su familia en Pakistán.

El enésimo taquillazo de Bollywood se estrenaba el 18 de julio y, casualidades o no, poco después ha aparecido en la prensa de ambos países la historia de Geeta, una joven sordomuda que de niña se perdió en Pakistán y que ahora intenta volver a la India, en una historia real que ha implicado a las autoridades de su país.

Pakistán y la India son enemigos irreconciliables desde la independencia de ambos países de la Corona británica en 1947, casi setenta años en los que han llegado tres veces a la guerra y en los que han mantenido -y siguen teniendo- enfrentamientos menores casi a diario en la disputada región de Cachemira.

El críquet, deporte rey en ambos países, sirve de ingrediente conductor para empezar la película y se convierte a mitad del filme en el desencadenante para que su protagonista, Shahida o «Munni» (chiquilla, en hindi), recuerde al ver un partido entre India y Pakistán su origen paquistaní.

A su vez, el cine juega un papel esencial en la historia de Geeta en Pakistán, que ha salido a la luz casualmente tras exhibirse con éxito arrollador en los dos países un largometraje con asombrosas similitudes con la historia real.

La joven, que ahora tiene 23 años, llegó hace catorce a Pakistán desde la India a través de la frontera en Punyab, región dividida entre ambas naciones, y tras fallidos intentos de la Policía por encontrar a su familia, como sucede en el celuloide, fue acogida por una organización benéfica en Karachi, la mayor urbe paquistaní.

La Fundación Edhi, que ayuda a todo tipo de personas necesitadas dentro y fuera de Karachi, recibió hace unos días la visita del embajador indio en Pakistán, T.C.A. Raghavan, para entrevistarse con la chica y emprender los trámites para su regreso a la India.

La propia ministra de Exteriores india, Sushma Swaraj, se ha implicado personalmente en este empeño y ha prometido: «traeremos a Geeta de vuelta a India».

Aunque «esto requiere algunas formalidades que completaremos», matizó la jefa de la diplomacia india en su cuenta oficial en la red social Twitter, y que pueden ser largas teniendo en cuenta lo kafkiana que puede llegar a ser la burocracia de ambos países.

Pero parece que en este caso la historia humana está ablandando las tensas relaciones bilaterales, y la India busca ya a la familia de esta joven tras agradecer, a través de la ministra, «a las personas e instituciones en Pakistán que cuidaron de Geeta».

De momento, ya han aparecido «cuatro familias de Punyab, Bihar, Jharkhand y Uttar Pradesh que reclaman que es su hija», según dijo Swaraj, aunque ninguno de estos estados indios coincide con lo poco que ha sido capaz de reconocer de su supuesto país de origen la protagonista del relato.

La joven ha podido recordar que fue con su padre a Vaishno Devi, un templo hindú en la Cachemira india, y que proviene de una familia de siete hermanos, cuyos nombres ha logrado escribir en hindi.

Escribiendo, mediante dibujos o por gestos, Geeta también ha descrito el lugar donde vivía antes de perderse misteriosamente entre la frontera de uno y otro país.

«Un estanque con peces, campos de arroz y una maternidad» cerca de su casa natal, «detalles que ayudarán a localizar a la familia de Geeta», según la ministra.

El protagonista de la película, Salman Khan, una de las mayores estrellas bollywoodienses, también ha agradecido a Pakistán «el haber cuidado una india allí por un tiempo tan largo», según recoge el canal de televisión local NDTV.

Como muchos compatriotas suyos quiere para ella «una vida aquí mucho mejor», en la India, aunque la historia de Geeta aún no ha terminado. EFE

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