El disfraz del Chapo compite con Drácula y la Momia en México

Fotografía cedida por la empresa Gruporev ubicada en la población de Jiutepec, en el céntrico estado de Morelos, (México), de un disfraz del narcotraficante Joaquín "el Chapo" Guzmán, con máscara y vestido de presidiario. EFE/GRUPOREV

Un disfraz del prófugo narcotraficante Joaquín «el Chapo» Guzmán compite este año con ventaja en las tiendas mexicanas que venden artículos para Halloween (noche de brujas) con clásicos como los de Drácula y la Momia.

«Se vende la máscara del Chapo y el disfraz, que incluye playera (camiseta) y máscara. La playera es de preso, como las antiguas de rayas blancas y negras (…) Se está solicitando muchísimo», dijo a Efe Andrea Copado, de El Coco, una de las empresas que comercializan el disfraz, del que se ha agotado la primera producción.

En la parte delantera de la camiseta, se lee «el Chapo» con el número de preso «3578-AJ», mientras que en la trasera, en letras rojas, una leyenda reza «#noerapenal de máxima seguridad».

El «Chapo», líder del cártel de Sinaloa, se fugó el pasado 11 de julio de la cárcel de máxima seguridad Altiplano I, ubicada en el central Estado de México, a través de un túnel.

La leyenda de la camiseta hace también un guiño al penalti, para muchos mexicanos marcado por error, que los eliminó del Mundial de Brasil 2014.

La máscara, que se fabrica en México, tiene un costo de unos 190 pesos (11,35 dólares), mientras que el conjunto completo sube a los 440 pesos (26,28 dólares), dijo Copado.

Fabricada por Sponch Costumes en su sede de Jiutepec, en el céntrico estado de Morelos, la máscara no escatima en detalles y presenta al Chapo con un pelo negro, un frondoso bigote, cejas gruesas y semblante serio.

Si bien el disfraz no va acompañado de accesorios, la firma lo presenta en su página web equipado con una pala, la que podrían haber utilizado durante meses sus secuaces para construirle un corredor subterráneo de 1,5 kilómetros de largo desde una casa cercana hasta la regadera (ducha) de la celda.

Este disfraz es solo un ejemplo más del peso que tiene el narcotraficante en el imaginario colectivo en México, además del arraigado espíritu comerciante de los mexicanos.

Poco después de la fuga se popularizó una piñata del líder del cártel de Sinaloa a la par que aparecieron en distintos puntos de la geografía mexicana productos relacionados con el capo como camisetas, gorras y aditamentos.

En el barrio de Tepito de la capital se agotaron existencias a los pocos días de salir a la venta.

Resta por ver si en el caso de este disfraz, la oferta estará a la altura de la demanda.

Los fabricantes y distribuidores de la máscara se encuentran actualmente en China comprando más material, telas y disfraces, contaron a Efe. EFE (I)

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