«El arte de ir despacio» o la reivindicación latinoamericana de lo bueno

ANTIGUA GUATEMALA (GUATEMALA), 19/02/2016.- Fotografía del 17 de febrero de 2016 de el chef Abel Hernández (i), un artesano de la cocina que ha transformado la escena culinaria mexicana y latinoamericana, en Antigua Guatemala (Guatemala).. "La cocina latinoamericana tiene todo para ser reconocida a nivel internacional. El auge que está teniendo es porque la gente está encontrando esta diversidad", afirma Hernández en una entrevista con Efe durante su visita a Guatemala para participar en una cena multicultural junto con otros siete cocineros internacionales. EFE/Esteban Biba

La Antigua (Guatemala), (EFE).- Una conversación entretenida, con amigos, acompañada de un delicioso plato de róbalo y regada con un buen vino o una copa de ron. Así es como muchos latinoamericanos sueñan con pasar sus días. Un movimiento al que ya han bautizado como «el arte de ir despacio».

«Vivimos en un mundo súper rápido, en el que no tenemos tiempo de apreciar las cosas, el arte, la comida, la música«, explica Rebecca Quiñonez, embajadora regional de ron Zacapa, una de las compañías que lidera este movimiento.

Añejado en la intimidad de las tierras frías del altiplano guatemalteco, el ron Zacapa, uno de los más prestigiosos del mundo, es solo uno de los productos que apuestan por esta filosofía tan latinoamericana de disfrutar de la vida.

No es el único. Muchos chefs, como el mexicano Abel Hernández, las manos bravas detrás de las delicias afrancesadas del Eloise del Distrito Federal, apuestan también por esta fórmula que une la «buena plática» con la gastronomía y la música.

«Es una filosofía. Se trata de apreciar y saber vivir esos momentos», subraya Quiñonez en declaraciones a Efe.

Este «arte de ir despacio» está muy vinculado al movimiento global «slow food» («comida lenta»), una corriente que nació en Bra (Italia) en 1986 como contrapunto a la filosofía imperante por aquellos años de la comida rápida y que cuenta ya con miles de seguidores en todo el mundo, desde Noruega a Brasil.

La propuesta latinoamericana no se circunscribe solo a la comida sino que se abre a la música, al arte o a la gastronomía, desde la restauración a la coctelería.

Así, el tradicional «Old fashioned», ha cambiado el bourbon por el ron, en una reinterpretación que «resalta» el potencial de esta vieja receta, explica Mafer Tejada, una de las bartender más reputadas de México.

Su victoria en el World Class 2015 la auparon como maestra coctelera, cerrando para siempre su etapa como estudiante de arquitectura: «Mi cabeza estaba en otro lado», confiesa.

La propuesta de Tejada encaja con esta nueva forma de disfrutar, con este «arte de ir despacio»: se trata de imaginar, de recrear, para después degustar.

En un alegato en defensa de esta filosofía, ocho cocineros internacionales prepararon esta semana en la ciudad colonial de la Antigua, en Guatemala, una cena especial en la que fundir la tradición latinoamericana con las vanguardias culinarias.

«Esfera de remolacha y cebiche», «Langosta ahumada con jugo de espino amarillo, arroz crujiente, samat y pepino», «Asado de arranchera con crema de ayote, avellana y miltomate» o «Ganache de chocolate Maja con Zacapa, aguacate y tacos de maíz» fueron algunos de los platos que se pudieron degustar en esta cena aderezada con cócteles especiales elaborados con ron Zacapa.

Cada barrica de este ron, considerados por muchos uno de los secretos de la gastronomía guatemalteca, es «única»: «no es una fórmula matemática», explica a Efe Lorena Vásquez, la «maestra mezcladora» que lleva toda una vida entre las barricas que dan vida a este producto.

Es este proceso artesanal y minucioso, el arte de la calma que solo ofrecen los campos gélidos de las montañas, lo que otorga al ron «su color»,»su aroma» y «su sabor», convirtiéndolo en el mejor embajador de esta nueva forma de entender la vida en Latinoamérica. EFE

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