Autoridades en EEUU piden más control sobre analgésicos

WASHINGTON (AP) — Las máximas autoridades sanitarias de Estados Unidos han redoblado las peticiones de que obligue a los médicos a registrarse en bases de datos que rastrean las prescripciones de fármacos antes de receta analgésicos y otros medicamentos de alto riesgo.

La iniciativa forma parte de una estrategia en varios frentes con el que el gobierno Obama quiere combatir una epidemia de abusos y muertes relacionadas con opiáceos como Vicodin y OxyContin. Pero las asociaciones de médicos creen que obligar a los doctores a comprobar bases de datos antes de recetar medicamentos populares para el dolor, la ansiedad y otros problemas resulta una carga excesiva.

El plan del gobierno se ve impulsado por una poco habitual campaña de presión multimillonaria financiada por un exdirectivo que ha dedicado su atención a la lucha contra la adicción.

«Su papel es decir lo que hay que hacer, mi papel es que se haga», dijo Gary Mendell, director ejecutivo de la firma sin ánimo de lucro Shatterproof, que hace presión en las capitales de estado para que se endurezcan las normas de prescripción de fármacos de potencial adictivo.

Mendell fundó el grupo en 2011 luego de que su hijo se suicidara tras años de adicción a los analgésicos. Mendell era antes director ejecutivo de HEI Hotels and Resorts, que gestiona hoteles de lujo. Hasta ahora, Mendell ha invertido 4,1 millones de dólares de su propio dinero en el grupo para contratar a expertos en cabildeo y relaciones públicas, así como 12 empleados a tiempo completo.

Un nuevo informe de Shatterproof presenta las recomendaciones clave para mejorar los sistemas de control de medicamentos, que se utilizan en 49 estados.

Estos sistemas recopilan datos sobre las prescripciones de medicamentos de alto riesgo. A esa información pueden acceder médicos y autoridades para identificar patrones sospechosos. El objetivo es detener las «compras de médicos», en las que los pacientes acumulan varias recetas de diferentes médicos, ya sea para satisfacer su propia adicción o para vender los medicamentos en el mercado negro. Pero en la mayoría de los estados, los médicos no están obligados a comprobar las bases de datos antes de escribir la receta.

La Casa Blanca envió cartas la semana pasada a los 50 gobernadores de Estados Unidos recomendando que fuercen a los médicos a comprobar las bases de datos y exijan a los farmacéuticos a actualizar los datos sobre suministro de medicamentos de forma diaria.

Las bases de datos son «una herramienta demostrada para reducir el uso erróneo y el desvío de medicamentos», indicó en un comunicado Michael Botticelli, director de Política Nacional de Control de Medicamentos.

Las autoridades sanitarias señalan que casi todos los sistemas estatales necesitan mejoras, como información más actualizada.

«Todavía no hay ni un solo estado en el país que tenga un programa óptimo de supervisión de medicamentos que funcione en tiempo real, gestionando de forma activa cada prescripción», señaló la semana pasada en una rueda de prensa el doctor Tom Frieden, director de los Centros para Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Los médicos, por su parte, alertan de los efectos no intencionados de imponer el uso de programas que pueden ser lentos y difíciles de utilizar. Los pacientes podrían afrontar más esperas y menos tiempo con sus médicos, dijo el doctor Steven Sacks, presidente de la Asociación Médica de Estados Unidos.

«De verdad hay un coste en la seguridad del paciente y la calidad del servicio cuando se impone el empleo de herramientas que no son fáciles de utilizar», dijo Sacks.

Los opiáceos son fármacos muy adictivos. En esta categoría se encuentran los medicamentos con receta codeína y morfina, así como narcóticos ilegales como la heroína. Las muertes relacionadas con el abuso y el consumo incorrecto de opiáceos se han multiplicado por cuatro desde 1999, a más de 29.000 en 2014, la cifra más alta de la que se tiene registro, según los CDC.

Los CDC difundieron este mes sus primeras recomendaciones nacionales para la prescripción de opiáceos, en las que se insta a los médicos a probar analgésicos no opiáceos, terapia física y otros métodos para combatir el dolor crónico. (I)

Por MATTHEW PERRONE, Associated Press

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