Rayos gamma, la nueva arma para combatir plagas en el café

Las plagas redujeron el consumo del producto.

Seibersdorf (Austria)(EFE).- La lucha contra la roya del café y sus devastadores efectos en las economías de Centroamérica tiene un nuevo aliado: las mutaciones inducidas por rayos gamma para mejorar la resistencia de la planta a esa enfermedad. Y todo sin afectar a su calidad.

Aunque diversas tecnologías nucleares se aplican desde hace tiempo para mejorar y proteger todo tipo de cultivos, su uso en el café apenas está comenzando.

Los pioneros son el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que acaban de reunir en Viena a expertos centroamericanos y de Perú para enseñarles cómo aplicar esta novedosa tecnología para combatir la roya.

Se trata de una enfermedad producida por un hongo -con el nombre científico de «Hemileia vastatrix»- que ataca principalmente a las hojas de la planta del café.

La técnica, conocida como «fitotecnia» por mutaciones, consiste en irradiar semillas de café con rayos gamma e inducir mutaciones en su genoma para ampliar la variedad genética de la planta y hacerla más resistente al hongo.

Esas mutaciones se dan de forma espontánea en la naturaleza y también pueden ser provocadas artificialmente mediante el cruce de distintas variedades de café -por ejemplo de robusta, resistente a la roya, con la arábica, que no lo es- aunque ese proceso puede durar hasta tres décadas.

Lo que la tecnología nuclear hace es acelerar ese desarrollo, explica a Efe Stephan Nielen, genetista del programa OIEA/FAO y responsable del seminario celebrado en Viena.

«La esperanza es encontrar plantas que mantengan las características originales de calidad pero que tengan una resistencia adicional», cuenta.

Estos experimentos para inducir y acelerar la mutación comenzaron en 2013 en los laboratorios que el OIEA tiene en Seibersdorf, a unos 50 kilómetros al sur de Viena.

«Espero que en cinco años tendremos material en el terreno que podamos decir que es resistente», confía Nielen durante una pausa en la última sesión del curso de dos semanas.

Sus alumnos son catorce expertos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú, Panamá y Jamaica.

En la mayoría de estos países, el café es hoy por hoy el principal producto agrícola de exportación.

Por eso, una bajada de la producción a causa de la roya significa automáticamente una notable caída de los ingreso en divisas.

Nielen recuerda que esta enfermedad supone un problema muy grave para la industria local del café y que, como en el caso de otras similares, el cambio climático provoca un aumento de su incidencia.

Si bien reconoce que es correcto hablar de modificación genética, insiste en que esta técnica no tiene nada que ver con los polémicos transgénicos y «organismos genéticamente modificados» (OGM).

«En los OGM se introduce un gen extraño en el cultivo, algo que no pertenece a ese organismo. En la fitotecnia por mutaciones usas la composición genética del cultivo e induces mutaciones a una frecuencia mayor de la que ocurriría en la naturaleza», explica.

«Mejoramos lo que ya está ahí», resume el científico alemán, antes de recordar también que irradiar algo con rayos gamma no significa hacerlo radiactivo.

En ese aspecto insiste también Noel Arrieta Espinoza, coordinador del Programa de Mejoramiento Genético del Instituto del Café de Costa Rica y uno de los participantes del seminario.

«Aquí no estamos conversando de la utilización de la ingeniería genética como tal. Estamos básicamente realizando una variación que, en términos generales, es pequeña», asegura en declaraciones a Efe.

La variación se efectúa sobre el ordenamiento del genoma para dar con una combinación que aumente la resistencia, explica Arrieta.

Opina que más preocupación en la opinión pública debería despertar el uso excesivo de la fumigación química en los cultivos.

En todo caso, Arrieta matiza que las cantidades empleadas en el café son mucho menor que en los cereales o las legumbres.

Recuerda los efectos catastróficos de las últimas epidemias de roya, que causaron la pérdida de 100.000 empleos en Guatemala, una caída del 21 % de las exportaciones en Nicaragua en 2013 y que Costa Rica tuviera en 2014 la peor cosecha de café en 37 años.

Según Arrieta, la tecnología nuclear puede acortar a la mitad esos plazos de 25 o 30 años que precisa un programa convencional de mejoramiento genético para obtener una nueva variedad de café.

Se trata de «obtener y ofrecer a los productores de café una nueva variedad con resistencia, con alta calidad de taza, con alto vigor y alta producción también», resume el objetivo.

El curso de OIEA/FAO forma parte del esfuerzo de crear una red global de lucha contra la roya, con especial foco en América Latina.

Además del OIEA y la FAO, el proyecto es apoyado con dinero del Fondo de la OPEP para el Desarrollo Internacional (OFID). EFE (I)

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