Auto a gasolina debe bajar de 4,6 litros para batir al eléctrico en emisiones

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Para que los vehículos de gasolina emitan menos gases de efecto invernadero que los eléctricos, el consumo medio global de los primeros debería ser menor a 4,6 litros por cada cien kilómetros (equivalente a 51 millas por galón), según un estudio divulgado hoy por la Universidad de Michigan (EE.UU.).

Aunque establecieron esta cifra como promedio a nivel mundial, los investigadores señalaron que las diferentes formas de obtención de la energía para los vehículos eléctricos provoca que los niveles varíen en gran medida en función del país.

El estudio, realizado por Michael Sivak y Brandon Schoettle, se basa en la comparación de las emisiones que generan los automóviles propulsados por fuente eléctrica y la de aquellos que lo hacen por combustibles fósiles de 143 países.

«Las razones para llevar a cabo una comparación de este tipo, país por país, es que las emisiones indirectas de los eléctricos dependen de la mezcla de fuentes de combustibles utilizadas para generar electricidad y los países difieren ampliamente en la combinación de fuente de combustible», afirmó Sivak.

En Cuba, por ejemplo, la marca de la que debería bajar el consumo de gasolina para que las emisiones fuesen menores que las de los eléctricos es de 7,5 litros por cada cien kilómetros, lejos de los 4,2 de Estados Unidos, los 3,5 de Argentina o los 2,9 de España.

En el otro extremo se encuentra Paraguay, cuyas condiciones fijan el ratio de eficiencia a superar en 0,05 litros por cada cien kilómetros, cuatro veces menos que Costa Rica, con 0,2.

Para conocer los equivalentes de los valores de consumo por kilómetros, se sirvieron de los datos de diversas fuentes de electricidad de la Unión de Científicos Preocupados y de los datos específicos de cada país en cuanto a producción de energía eléctrica.

Respecto al análisis de los automóviles eléctricos, se consideraron las emisiones derivadas de la extracción y transporte de las materias primas a las plantas de producción de electricidad, las procedentes de la quema de combustible en la generación de esta energía, las pérdidas durante el proceso de distribución y la eficiencia de las naves.

En el caso de la gasolina, se incluyeron la extracción del petróleo crudo, el transporte y refinamiento del mismo, así como su posterior entrega y combustión en el vehículo.

En el trabajo solo se tienen en cuenta las emisiones y las consecuencias de la propia conducción, pero no aquellos aspectos derivados de la fabricación de los propios medios de transporte. EFE

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