Modelan arrecifes con impresora 3D para recuperar ecosistemas degradados

Arrecifes formados en el fondo del mar.

El grupo de investigación de Tecnología de la Construcción (GITECO) de la Universidad española de Cantabria (UC) está fabricando con una impresora 3D adaptada arrecifes artificiales que se van a depositar en entornos degradados, como los portuarios, para recuperar la biodiversidad de los ecosistemas marinos.

Las piezas, que se han modelado en la Escuela Técnica Superior de Caminos, Canales y Puertos, se van a instalar en los fondos marinos de cuatro ciudades europeas correspondientes a los países que participan en este proyecto europeo llamado 3DPARE.

De momento han viajado arrecifes a Caen (Francia), Bournemouth (Reino Unido) y Oporto (Portugal), mientras se terminan los correspondientes a la ciudad española de Santander.

En marzo, de forma simultánea en los mismos días, se fondearán las 36 piezas diseñadas, que son cuatro conjuntos idénticos combinando dos tipos de materiales y cuatro formas distintas, además de piezas de control, según ha informado la UC en un comunicado.

Con la colocación de las piezas se darán por concluidas las dos primeras fases del proyecto, que comenzó con el desarrollo de los materiales más adecuados en cuanto a resistencia, durabilidad, plasticidad o facilidad de impresión, entre otros factores.

Para ello se analizaron las características de más de 150 muestras, utilizando cemento normal y morteros con geopolímeros, aprovechando residuos como cáscaras de conchas marinas, vidrio reciclado o ceniza volante, entre otros.

“Hemos tenido en cuenta que el material tenga una huella de carbono baja”, explica Daniel Castro, catedrático y coordinador del proyecto.

De esas 150 muestras, los investigadores seleccionaron las seis mejores e imprimieron unas losas, que después cortaron en forma de probetas prismáticas para analizar su comportamiento en el medio marino.

Se sumergieron en las cuatro ciudades y se extrajeron muestras al mes, a los tres meses y a los seis, para medir la resistencia en cada plazo y la cantidad de biopelícula y biomasa adherida.

De las nueve piezas enviadas a cada ciudad, ocho son combinaciones de los dos materiales seleccionados y cuatro formas (cúbica o aleatoria, emulando una roca natural, y con protuberancias externas grandes o pequeñas).

La novena es el bloque control terminado en dos acabados: un lado liso y otro rugoso, que se prevé mejorará mucho las propiedades en cuanto a adherencia y biorreceptividad (atracción de vida).

La segunda fase del proyecto, casi finalizada, ha consistido en fabricar esos arrecifes artificiales, cada uno de los cuales lleva un día completo de trabajo.

Una vez enviadas las 27 piezas que van al extranjero, los investigadores están fabricando las que se fondearán en la zona de la Isla de la Torre (frente a la playa de La Magdalena), en Santander, con la autorización de la administración portuaria, para arrancar con la tercera fase y última del proyecto.

Durante dos años se van a realizar campañas de monitorización y seguimiento de la evolución de los arrecifes, con biólogos marinos especializados que bucearán para tomar las muestras y observar el crecimiento o la atracción de fauna y flora.

El objetivo final es regenerar zonas biodegradadas, “sobre todo en zonas portuarias en las que la actividad industrial, la carga y descarga de graneles, ha degradado el fondo marino”, concreta el investigador. Los arrecifes artificiales “aportan un sustrato para que las especies vuelvan y repueblen esas zonas”. EFE

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