
Por Beatriz Escobar
Nueva York, Estados Unidos
¿Quién murió? ¿Era un hombre?, ¿una mujer?, ¿joven? , ¿mayor? ¿Fue enfermedad o un accidente? Todos ven la carroza fúnebre y se preguntan lo mismo… El chofer, en voz baja, va contestando: “ni enfermo, ni accidente…solo murió de a poco…”. Uno no se da cuenta cuándo se empieza a apagar la luz de la vida por dentro del cuerpo, cuando el alma empieza a perder las esperanzas, cuando las fuerzas van decayendo para seguir adelante, cuando se deja de luchar, de creer.
Pudiera tratarse de cualquiera de nosotros, que algún día pensamos, que en algún momento recuperaríamos nuestras libertades y nuestra dignidad… Sí, esa que, de a poco, nos fueron robando. Esa que veíamos cómo era pisoteada por su “gran majestad”, pero por la que nunca hicimos nada.
Siempre fue más fácil callar y dejar que todo siga pasando; siempre fue más fácil ignorar lo que sucedía a nuestro alrededor; ver como perseguían, apresaban y condenaban a gente que no conocíamos o “de mala reputación” …total, no era un familiar nuestro, no nos iba a pasar a nosotros. ¡Qué equivocados que estábamos!
A todos nos llegó el momento, a todos nos hicieron callar, a todos nos amedrentaron para no pensar ni opinar, ni pública ni privadamente, ni frente al espejo… fue un miedo que se sentó en nuestras cabezas y no había ni eco de él en el silencio.
Siempre creímos que los que sí se atrevieron a hablar, a opinar, a alzar la voz eran unos locos, pobres tontos. ¿No sabían lo que arriesgaban? ¡Irresponsables! ¿Sacrificar todo por nada? ¿Pero qué era mejor? ¿Ir en un féretro muerto en vida? Sin libertades, ni derechos, presos de nuestros propios miedos y cobardías o …arriesgar, hablar y tratar de alcanzar una oportunidad para vivir con dignidad. No solo para nosotros, sino para nuestros hijos, primos, padres, hermanos, vecinos… ¡todos! Pero creo que no estábamos listos, aún primaba el pensamiento individualista: “yo, yo, yo y por último…yo”.
En fin, ¡ese no será el último féretro que vean pasar, oh, no! Vienen muchos detrás… pero no se preocupen, no son cuerpos los que llevan dentro, son solo almas huecas, sin libertades, ni derechos. Murieron a causa de cobardía, de miedo, de silencio, de falta de vergüenza, de lucha, de compromiso… de solo dejarse vencer.
QEPD quien decidió callar.
Extraordinario artículo que nos hace reflexionar sobre la pérdida del más grande de los valores quedebe defender un ser humano: la libertad. Mis sinceras felicitaciones a la autora.
«No me angustia la maldad de los malos, me angustia la inacción de los buenos»
Marthin Luther King.
Este video esta de locos ja ja ja.
Hitler reconoce que Correa arrasa
http://www.youtube.com/watch?v=pT6UM8UBDvs&feature=youtu.be
jajaja cuando reconozca tu mama que lasso sera el presidente del Ecuador lo mirare sino que te aproveche por donde tu ya sabes.
Porqué no revisa esto:
http://www.goo.gl/aL7xB
¡Simplón!
1 TROLLILO!
y el resto?
alguna idea para refutar? no digo argumento pues creen que insultar es algo para discutir!
Brillante editorial, sería prioridad uno que leyeran y entendieran quienes
están siendo alienados por estos pseudo revolucionarios del siglo 21…..
hola primo, jajaja,,, eso es muy dificil, los APes no tienen las neuronas para entenderlo, es como pedirle peras al olmo,,,
bienvenido, saludos
Excelente reflexión.
Me pregunto ahora ¿por quién doblan las campanas?.
Y lo más seguro es que no doblan por ninguno de nosotros, sino por el carcelero de las almas vacías y su cortejo de rémoras; ésos que intentaron sepultar a la libertad y la voz en un féretro en el que tan solo caben los tiranos; porque más temprano que tarde les llega su hora y el juicio del que nunca podrán escapar.
Así es; las campanas doblan por él.
P.D. Los crímenes de lesa humanidad…………………………..