¿Son los vapeadores el iPhone de los cigarrillos?

Andrea Costantini, Jefa de Compromiso Científico para América Latina y Canadá de la tabacalera Philip Morris.

De visita en Ecuador, la Jefa de Compromiso Científico para América Latina y el Canadá de Philip Morris, la doctora Andrea Costantini, ha hablado con este sitio sobre la incidencia en la salud del nuevo producto estrella de las tabacaleras: los vapeadores, un dispositivo considerado como «el iPhone de los cigarrillos» y que contienen la misma cantidad de nicotina que un paquete de tabaco tradicional. Este es un resumen del diálogo.

¿Las tabacaleras están buscando sustituir el consumo de cigarrillos por los vapeadores?

Básicamente lo que propone la industria es reducir, buscar la manera de reducir el daño, el impacto, la carga que el tabaco causa en materia de salud pública. Para esto, nosotros somos los primeros en decir que lo mejor que le puede ocurrir a cualquier persona es nunca empezar a fumar. Y al fumador, lo mejor que le puede ocurrir es dejar de fumar.

Pero estamos conscientes de que en el mundo hay 1100 millones de fumadores, y la tasa de éxito de los tratamientos de sensación tabáquica es muy baja, entre el 5 y el 10%. Tenemos una gran masa de personas, de adultos fumadores, que, a pesar de todos los esfuerzos, van a seguir fumando.

Entonces lo que se busca es que esta gente pueda cambiarse a lo que llamamos alternativas de riesgo reducido. ¿Qué es una alternativa de riesgo reducido? Es una alternativa que tiene un menor riesgo de dañar la salud. No son libres de riesgo, pero el riesgo de dañar la salud es menor, o potencialmente menor.

¿Cuánto menor es el riesgo?

No podemos hablar hoy en día de valor de reducción de riesgo, ¿por qué? Porque estos productos son muy nuevos en el mercado, y el tiempo de exposición que se requiere para que un fumador desarrolle enfermedades serán décadas. Un fumador no enferma al año, o a los 5 años de haber empezado a fumar. Una persona que empieza a fumar a los 20 años, a los 30 muy probablemente todavía no tenga desarrolladas enfermedades, a los 40 quizás tampoco. Quizá a partir de los 50 años empiece a haber desarrollo de enfermedad en esta persona.

Entonces, no solo se requiere la exposición, sino el tiempo de exposición. ¿Qué nos dicen los datos epidemiológicos a nivel mundial del cigarrillo? El principal responsable del daño que el cigarrillo causa en la salud de los fumadores, contrario a lo que todos creemos, no es la nicotina. La nicotina es una sustancia que es altamente adictiva, pero no es la principal responsable del daño que el cigarrillo causa al fumador. El principal responsable del daño que el cigarrillo causa al fumador es el humo que se genera como consecuencia de la combustión de fumar el tabaco.

Cuando el tabaco se fuma, se generan más de 6000 sustancias, muchísimas de las cuales son tóxicas, son cancerígenas; y esas sustancias aparecen como consecuencia de quemar el tabaco, es decir, como consecuencia de quemar biomasa. Si yo quemo leña, para calefaccionar un hogar, ese humo que despide la leña al quemarse, es tóxico. El tema es que, con el cigarrillo, el fumador tiene una exposición mayor, porque el fumador suele fumar varios cigarrillos al día, durante mucho tiempo.

Pero muchas de las enfermedades que se asocian con el hábito de fumar, como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), también se asocian con la inhalación de humo producido por la combustión de biomasa. Por ejemplo, en los hogares rurales, en donde se sigue cocinando con cocinas a leña, o se sigue calentando el hogar con leña, también aparecen enfermedades como la EPOC.

Entonces, lo que sería el principal responsable del daño, son los gases tóxicos que se desprenden cuando se quema el tabaco, y que se inhalan. Basados en esta premisa, que está altamente demostrado por la ciencia, empezamos a pensar: si la nicotina no es la principal responsable, y los responsables son los tóxicos que se generan al quemar el tabaco, qué ocurriría si nosotros lográramos extraer la nicotina y el sabor de la hoja del tabaco, que es en sí lo que el fumador busca, pero sin generar todos estos tóxicos. ¿Cómo podríamos hacer? Para empezar, tenemos que eliminar la combustión, no hay que quemar el tabaco.

Todas las alternativas de riesgo reducido, tienen como común denominador la ausencia de combustión. Ya sean los productos de tabaco calentado, o los cigarrillos electrónicos, en ninguno de ellos hay combustión. No se quema nada, se calienta. En los productos de tabaco calentado, se calienta de manera controlada el tabaco, para extraer la nicotina y el sabor. Se calienta el tabaco a menos de 350 grados.

¿El producto de tabaco calentado es un cigarrillo electrónico? ¿O son dos cosas diferentes?

Son dos cosas diferentes. Cigarrillo electrónico es una denominación genérica que se aplica a cualquier producto que contenga un tanque en donde se coloca un líquido que está especialmente diseñado para ser calentado, que contiene o no nicotina. Ese líquido entra en contacto con una resistencia, que está caliente, y al entrar en contacto el líquido con la resistencia, ese líquido se evapora, y se genera un vapor, que va a conducir la nicotina hasta los pulmones, y de ahí va a ser absorbida por el usuario.

Los productos de tabaco calentado lo que tienen es tabaco, especialmente acondicionado para poder ser calentado y no poder ser encendido, no poder quemarse; y también a través de una hoja, una puntilla calentadora, se calienta de manera controlada, de manera de asegurar que nunca se superen los 350 grados centígrados, entonces nunca empieza la combustión. El tabaco empieza a combustionarse a partir de los 400 grados centígrados. Por debajo de eso, se calienta, pero no se quema. Y ese calentamiento del tabaco, lo que hace es extraer la nicotina y el sabor del tabaco, de la hoja, y generar un aerosol, que conduce la nicotina hasta los pulmones, que es en donde se absorbe.

Entonces, lo que se logra con estos dos productos es disminuir, aunque no eliminar, la concentración de las sustancias nocivas, o potencialmente nocivas. En nuestro producto las sustancias tóxicas se disminuyen en promedio, en un 95%.

¿Ustedes dicen que es un producto libre de riesgo?

No. Pero es un producto que expone a una concentración significativamente menor de tóxicos al usuario. Para un fumador ¿qué es lo mejor? Dejar de fumar. Pero, dejar de fumar no es fácil. No todos los que lo intentan lo logran. Muchos de los fumadores ni siquiera quieren intentarlo. Entonces, para este grupo de fumadores que van a seguir fumando, cambiarse a nuestros productos, libres de combustión, de riesgo reducido, que se exponen por lo mismo a una cantidad de tóxicos significativamente menor, representa una mejor alternativa.

¿Hay estudios de eso?

Existe un estudio de exposición en donde a un grupo de fumadores se le dividió en tres ramas. Una que no tenía pensado dejar de fumar, y siguió fumando. Otra de fumadores que no tenía pensado dejar de fumar, fue cambiada al producto de tabaco calentado, y otra rama de fumadores dejó de fumar. Y se los estudió durante 90 días.

El fumador que continuó fumando cigarrillos comunes, tuvo un nivel alto y constante de los tóxicos medidos. En aquellos que dejaron de fumar, las concentraciones de tóxicos durante los primeros días bajó abruptamente y después mantuvo una meseta baja. En el grupo que cambió de cigarrillos comunes a tabaco calentado, también hubo una disminución abrupta en los primeros días, y durante los 90 días que duró el estudio, también se mantuvo el nivel bajo, y para gran sorpresa, alcanzando niveles similares o muy próximos a los que se observaban en los que habían dejado de fumar.

¿Esos son los estudios de las tabacaleras?

  Sí.

¿Y estos estudios de las tabacaleras han sido respaldados por algún organismo oficial?

Toda la información se presentó a varias autoridades regulatorias del mundo, como por ejemplo la FDA. La FDA recibió una copia del expediente con todos estos estudios, y se dedicó a analizarlos, y luego de dos años concluye por sí sola que nuestro producto de tabaco calentado, obviamente genera menos sustancias tóxicas que el cigarrillo común, y la exposición es menor que en las personas que fuman.

Por ejemplo, la FDA concluye que los niveles de monóxido de carbono que se pueden encontrar en el producto son muy bajos, dado a que no hay combustión, y son menores al monóxido de carbono que se inhala cuando uno respira en el ambiente.

Cualquier cosa que genere un riesgo menor a un cigarrillo, ya está protegiendo la salud de los fumadores. Obviamente, lo mejor es dejar de fumar; pero para aquellos que no van a dejar de fumar, cualquier riesgo menor al cigarrillo, que siempre es el riesgo máximo, es favorable.

¿La FDA ha autorizado el uso de estos productos?

Autorizó la comercialización, es decir, que se puedan vender en Estados Unidos.

¿Y esta nueva manera de consumirlo ¿no puede provocar un aumento de consumo de tabaco?

Bueno, eso es uno de los riesgos y lo que hacemos es tener nuestras buenas prácticas de comercio interno. Nosotros lo primero que decimos es que este de ninguna manera es un producto para no fumadores o ex fumadores. ¿Por qué? Porque lo mejor que le puede pasar a cualquier persona, y eso no lo digo como empleada, sino como médica y como madre. Lo mejor que le puede ocurrir a cualquier ser humano es nunca empezar a fumar. Yo no fumo, mi marido no fuma, y ojalá mis hijos nunca fumen. Para los fumadores, lo mejor que les puede ocurrir es dejar de fumar.

Pero somos conscientes de que muchísima gente no va a dejar de fumar porque no quiere. Por ejemplo, mi papá, mi papá fuma desde muy temprana edad, fuma 40 cigarrillos al día y desde que empecé a estudiar medicina hace 22 años, que estoy tratando de que el deje de fumar. Y nunca lo he podido lograr. La respuesta de mi papá siempre fue: no me molestes, yo elijo fumar. Es mi decisión, yo como adulto elijo seguir fumando. Entonces mi papá es una persona que nunca va a dejar de fumar; y él dice si yo me voy a morir, me voy a morir con el cigarrillo en la mano. Pero yo cuando con mi papá hablé de estas alternativas, me dijo, quizá y si lo empiezan a vender en Argentina, yo estaría dispuesto a probarlo. Y si me siento cómodo y si me gusta, me cambio.

Entonces, nuestro objetivo con estos productos, es que están destinados a ser utilizados únicamente por aquellos adultos fumadores, que de cualquier otra manera van a continuar fumando.

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