Graves problemas del Código Orgánico de la Salud

María de Lourdes Maldonado

Quito, Ecuador

Mientras en las últimas semanas el pueblo ecuatoriano tenía puesta su atención en los graves acontecimientos del paro nacional, en la Asamblea Nacional se intentó conseguir los votos para aprobar el proyecto de Código Orgánico de Salud (COS) que fue vetado totalmente por el ex presidente Lenin Moreno, por contener disposiciones atentatorias contra varios derechos fundamentales.

Sin embargo, la amenaza se mantiene, y es probable que en los próximos días se pretenda nuevamente someter a votación este proyecto de ley.  Quienes no han cesado en el intento de que se consiga su aprobación apoyan el aborto, la maternidad subrogada, la injerencia del Estado en la educación sexual de nuestros hijos -incluso desde la primera infancia-, la prohibición del acompañamiento psicológico para personas con orientación sexual no deseada, entre otros graves asuntos.

No podemos y no debemos desconocer que existe una gran problemática en materia de salud. Tampoco sería justo dejar de trabajar en la búsqueda de una efectiva protección para los enfermos -especialmente aquellos con enfermedades catastróficas-, los pobres, las mujeres vulnerables, las personas que padecen disforia de género, y todos quienes, por su especial condición, sufren situaciones injustas.  Sin embargo, es importante que estas personas cuenten con garantías suficientes para poder encontrar soluciones efectivas a sus problemas, mediante el respeto integral de sus derechos y la consecución de cambios trascendentales, tanto a nivel normativo como de políticas públicas. 

La salud se precautela de la mejor manera primero mediante políticas de prevención y, luego, con un cuidado oportuno y acorde a los más altos estándares de atención médica. Es fundamental prestar especial atención a los sistemas de prevención, como son la disminución de la pobreza;  el abastecimiento de medicinas, mediante el apoyo del sector público y privado; y la capacitación de los profesionales de la salud y la capacidad operativa de los hospitales públicos, mediante la dotación de recursos, entre otras necesidades. En definitiva, se debe trabajar en una ley que busque un sistema de salud que cuente con las mejores herramientas para afrontar todas sus necesidades.

Sin embargo, varias disposiciones del COS pierden la perspectiva del objeto de protección: la salud de los seres humanos. El fundamento debe ser la dignidad de las personas. Situaciones de extrema vulnerabilidad son utilizadas para promover ideologías y favorecer negocios inhumanos como son el aborto o la prohibición de tratamientos psicológicos para personas con orientación sexual no deseada. Es un proyecto fundado en la cultura del descarte: es más rentable promover tratamientos quirúrgicos para el cambio de sexo -y lucrar a costa de las personas- que fomentar tratamientos psicológicos para apoyar a quienes quieran superar su condición.  En el aborto, la cultura del descarte es aún más evidente.

La emergencia social no debe ser atendida desde el punto de vista ideológico. Los legisladores deben estudiar a fondo este proyecto, antes de apoyar con su voto algo que no conocen, no entienden y no han analizado a profundidad. Están llamados a producir leyes de la mano de la ciencia, la moral y el Derecho.  Evidentemente, es importante aprovecharse de los beneficios de la ciencia, pero a su vez, hacerlo dentro del marco de lo que es ético y es legal.

Existen varios desafíos urgentes: la deuda del Estado con el IESS en materia de salud, la comercialización y prescripción de medicina genérica de baja calidad, la escasez de medicamentos, la falta de reactivos y la ausencia de camas para recibir pacientes en los hospitales. La gente muere por falta de atención médica.  Los proyectos políticos o la fuerza de la ley son insuficientes, cuando intereses económicos particulares y la ideología están por encima de la persona. Mantener la votación del COS en las situaciones actuales, podría llevar a una imposición arbitraria de 92 legisladores que, lejos de favorecer el pleno reconocimiento del derecho a la salud de todos los ecuatorianos, sería contraproducente para el sistema de salud, pues no ha sido diseñado para resolver los problemas más graves del sistema en el Ecuador actual.

Es apremiante que el Estado responda a las exigencias en materia de salud, atendiendo a la problemática real del país. Inclusive, existe la inminente necesidad de superar los efectos de la pandemia y generar nuevas políticas de prevención para estar preparados para afrontar situaciones similares en el futuro. El COS fue elaborado y discutido en un contexto de pre pandemia.  La Asamblea tiene la obligación de generar el marco regulatorio para lograr una efectiva promoción, prevención y cuidado del derecho a la salud de todos los ecuatorianos ¡hoy!

Dignidad y derecho

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