¿Qué hacer?

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

La oposición va captando espacios de poder. Es una realidad de la democracia. Lo que no es tan democrático es el fin que persiguen.

Una combinación de mala fe, encubrimiento e ignorancia propicia alianzas inverosímiles desde la lógica pero muy posibles desde el odio y la codicia.

Un Ejecutivo poco activo permite que esta alianza mantenga la iniciativa y el País, una vez más, observa con indignación el bloqueo a sus necesidades fundamentales por parte de grupos caudillistas que únicamente buscan satisfacer sus ansias de poder.

¿Qué hacer? Cómo detener la ceguera y el odio al Ecuador por parte de sus propios representantes ? Cómo hacerles entender que sus acciones sólo retrasan e hipotecan el futuro para las mayorías ? ¿ Cómo frenar la sin razón ?

Esbozo aquí algunas posibilidades, en la esperanza que aporten a lograr que el País recobre el buen sentido :

1.- La Justicia, adormecida, calculadora y afectada por la política, tiene que reafirmar y retomar su rol equilibrado y sancionador para restablecer el orden y respeto a la ley, tan venidos a menos en los últimos años. Su rol es indispensable e imperativo !

2.- El tribunal Constitucional, ente de última instancia, tiene que señalar y solicitar acción inmediata frente a las antojadizas interpretaciones de la Constitución que permiten la impunidad, la manipulación y la patente de corso a los desmanes.

3.- El CPCCS no puede seguir manipulando elecciones para favorecer a determinados partidos políticos y perjudicar al País en su conjunto. Su rol, indefinido y peligroso, aporta más dudas que certezas a diario.

4.- La Policía y el Ejército tienen que reclamar para si un rol protagónico en la defensa de las instituciones democráticas. No pueden continuar como espectadores pasivos de los acontecimientos, y acudir a frenar desmanes y al mismo tiempo evitar sanciones a sus miembros. Ese doble discurso temeroso no puede permitirse. El uso de la fuerza es un derecho consagrado del Estado y debe ser ejecutado sin tapujos.

5.- El Ejecutivo está llamado a ejercer sus facultades legítimas e implícitas para detener la conspiración y el desorden intencional. Tiene que imponer el orden constitucional y hacer respetar la voluntad mayoritaria de un pueblo golpeado por las circunstancias y que espera soluciones antes que invocaciones. Tiene las herramientas para ello y no debe dudar en usarlas.

6.- La Asamblea Nacional debe entender que su desprestigio es resultado de sus acciones, que los ecuatorianos conscientes rechazan su bloqueo irracional y sus afanes retrógrados y estatistas. Que su función primordial es legislar y fiscalizar, no cabildear y conspirar. Si no se sacuden de su mediocridad, su futuro está muy comprometido.

Es finalmente indispensable que exista un diálogo entre las autoridades antes descritas para definir acuerdos mínimos sobre el derrotero del País frente a un mundo cada vez más cambiante y exigente. El subdesarrollo es el precio que pagan los países que se rehusan a mirar el presente y el futuro y se ocultan detrás de prejuicios contra el libre mercado y engaños estatistas condensados en subsidios.

Solo la unión y las metas comunes nos sacarán del atraso. Todo lo demás es demagogia y afán de lucimiento personal.

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