
Guayaquil, Ecuador
Recientemente, ha existido un importante debate acerca de si la economía ecuatoriana ha entrado o no en una recesión, según la información publicada por el Banco Central del Ecuador. Independientemente de si lo estamos o no, es imposible negar que nuestro país viene manteniendo paupérrimos resultados económicos desde hace ya varios años. Por lo tanto, resulta importante entender por qué es tan importante que una economía se mantenga en constante crecimiento económico.
No es coincidencia que las grandes oleadas en la reducción de la pobreza también hayan sido períodos en que los se experimentaron muy elevadas tasas de crecimiento. La primera empezó en el siglo XIX con la Revolución Industrial y la segunda con las reformas en favor de la libertad económica emprendidas por los países asiáticos como Taiwán, Japón y Singapur.
Según el Banco Mundial, el mundo nunca ha percibido una reducción tan grande en la pobreza como la apreciada en estos últimos años. Dicha disminución no ocurrió sin motivo aparente, fue una consecuencia natural del crecimiento económico. El mundo ha reducido la pobreza extrema, que ha pasado del 80% de la población global en 1820, a solo el 10% para el año 2015, y continúa disminuyendo. No existe en la historia económica del mundo ningún país que haya logrado reducir la pobreza exitosamente sin alcanzar un crecimiento sostenido a largo plazo.
Cuando un país mantiene un crecimiento constante del PIB, significa que la economía, el capital y los ingresos de las personas se encuentran en aumento. Esto hace que el crecimiento sea la mejor cura para la pobreza e incrementa los niveles de vida en general. Un estudio del historiador Johan Norberg, centrado en el desempeño de países con bajos ingresos, mostró que cada punto de porcentaje adicional de crecimiento reducía la pobreza extrema en 2,4 puntos porcentuales, por lo que los pobres obtienen beneficios del desarrollo.
Para el año 2024, las proyecciones de crecimiento, según el Fondo Monetario Internacional, serán del 0,1%, muy por debajo del promedio de crecimiento esperado para la región, por lo que nuestro país continúa manteniendo una precaria recuperación. Si queremos cambiar para bien esta realidad y lograr ese crecimiento sostenido que tanto anhelamos, es necesario implementar ciertas reformas.
Los economistas James Gwartney y Robert Lawson han determinado que los países donde hay más libertad económica atraen más inversión, aumentando el crecimiento del PIB per cápita a una tasa mayor. Los estudios muestran que, en promedio, los países con mercados abiertos crecen de 3 a 5 veces más rápido que las economías cerradas como la nuestra.
Es por esto que se vuelve fundamental para una economía con un crecimiento sostenido, mantener tantos tratados comerciales como sea posible, y de esta forma tener acceso a mejor tecnología, materia prima y bienes de capital que nos permitan lograr un alto nivel de desarrollo.
Los ecuatorianos todavía no gozamos de todos los beneficios de un sistema integrado financieramente al mundo que nos permita acceder a servicios, créditos de consumo, vivienda e inversión más baratos, tal como lo hizo Panamá. Es por esto que una de las reformas necesarias debería ser cambiar y reestructurar urgentemente las leyes en favor de la integración financiera, con instituciones bancarias tanto nacionales como internacionales que faciliten los créditos y los vuelvan accesibles a la gente de menores ingresos económicos, y de esta manera, ampliar las actividades económicas.
Por último, como forma de lograr una recuperación en el crecimiento, es importante mantener un límite al gasto del gobierno y su intervención constante en la economía. Este intervencionismo perjudica la acumulación de capital y mantiene elevados impuestos para continuar con las mismas políticas públicas que han afectado la competitividad.
Por tanto, es importante reducir el gasto, eliminar y derogar más impuestos, y fomentar la creación de riqueza como forma de aumentar las oportunidades y crear nuevos y mejores empleos para todos los ecuatorianos.
