No le importas a los políticos

Gerardo Verdesia Sacoto

Guayaquil, Ecuador

¿No tienen la sensación recurrente de que, digan lo que digan los políticos y prometan lo que prometan, no solo siguen surgiendo nuevos problemas, sino que, además, se agravan los existentes? Si compartes esta sensación, mi explicación es tan sencilla como difícil de aceptar en el fondo: al poder político no le importa en realidad los problemas de los ciudadanos.

Para hacer más exacta la afirmación podemos matizarla de la siguiente manera: al poder político no le importa en realidad los problemas de los ciudadanos tanto como sus ansias de conquistar y mantenerse en el poder.

Cada año que pasa el país agrava sus problemas estructurales de nulo crecimiento económico, nula creación de empleo formal, ausencia de recursos en las arcas fiscales, inseguridad y, desde hace unos meses, sumamos los cortes de luz a la lista (si bien no es la primera vez que Ecuador los sufre en su historia).

Si uno presta atención a las declaraciones públicas de cualquier político, de cualquier partido, escuchará como nos dicen lo grave que es que Ecuador no crezca, lo inaceptable que es que el país no tenga la capacidad de generar empleo, lo inadmisible que resulta no poder caminar tranquilos por las calles y lo indignante que les parece que los ciudadanos tengamos que soportar cortes de luz de varias horas al día, con la correspondiente pérdida de empleo y actividad que ello conlleva.

Además, si nos encontramos en periodo de precampaña electoral a la presidencia de la república, nos tocará escuchar como cualquier político, de cualquier partido nos dirá como él tiene la verdadera solución para salir del estancamiento, como trazó un plan minucioso para generar cientos de miles de plazas de empleo formal, de qué forma elaboraron una estrategia que acabará, de forma definitiva, con la inseguridad en las calles y como aplicarán las leyes necesarias para que el país le diga “no más” a los apagones.

Si comparamos los discursos con la realidad, podemos ver claramente cómo la política ecuatoriana, lejos de ser la solución, es la principal causa de los mayores problemas que el país sufre. El alto nivel de incertidumbre que los conflictos políticos vierten sobre la sociedad profundiza en los problemas que los propios políticos generaron por años y años de intervención estatal, corrupción generalizada, legislaciones restrictivas y deterioro institucional constante.

Por ejemplo, poco o nada se comenta que desde mediados del año 2023, Ecuador cae de forma constante en los niveles de inversión. En el tercer y cuarto trimestre del año pasado y el primero y segundo del 2024, la Formación Bruta de Capital Fijo (es decir, la inversión) ha caído -3.2, -5.2, -1.3 y -8.2% respectivamente. Cuando conozcamos la cifra del tercer trimestre del presente año es muy probable que acumulemos un nuevo resultado negativo al considerar los efectos adversos de los cortes de energía. La inversión es el motor del crecimiento futuro de un país. Sin inversión no habrá crecimiento presente ni futuro, no habrá generación masiva de empleo ni solucionaremos el resto de los problemas que el país acumula.

La gravedad de estos datos es tal que, si los políticos de verdad estuvieran genuinamente preocupados por solucionar estos problemas, deberían decir y hacer muchas más cosas de las que efectivamente hacen.

La realidad es que con la papeleta electoral en mano no debemos esperar sentirnos de forma diferente a la descrita al inicio. Y esto, por mucho que en general cueste aceptarlo, ocurre porque, en el fondo, sabemos que a los políticos no les importamos lo suficiente como para que dejen de lado sus conflictos mutuos por el poder y empiecen a ponerse de acuerdo, genuina y pacíficamente en las reformas que el país realmente necesita.

Quito, 27 de julio de 2024. Afiliación de Carlos Rabascall en la sede del partido político Izquierda Democrática. API / HAMILTON LÓPEZ

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