
La crisis económica y de vivienda que atraviesa España también afecta a varios migrantes ecuatorianos que llegaron al país ibérico con intenciones de mejorar su vida, pero al topar suelo españoll se dan cuenta que allá su realidad es otra. Sobre todo mujeres jóvenes ecuatorianas se ven afectadas porque llegaron al país con títulos universitarios y no consiguen trabajo en sus áreas de estudio y mucho menos salarioos que les permita acceder a un piso o cubrir sus necesidades básicas.
Este es un caso bastante complejo, ya que mientras las mujeres españolas y de la Unión Europea avanzan hacia empleos mejor remunerados, las mujeres migrantes permanecen «atrapadas» en sectores de bajos ingresos y peores condiciones laborales. Los jóvenes tampoco logran mejorar sus condiciones en España y eso hace que se sieentan atrapadoos en trabajos como varistas o encargados de tiendas, pese a estar bien capacitados.
Esto se sustenta en el informe Mujeres migrantes y jóvenes en ocupaciones precarias, de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores, señala que el 78,1% de las latinoamericanas y jóvenes ocupados se encuentran en el grupo 9 (ocupaciones elementales) y en el grupo 5 (hostelería, restauración y servicios personales).
El medio Primicias destaca el caso de Aida, joven con nombre protegido, que dice que sus títulos universitarios no le han servido de nada en España y que no puede más que hallar trabajos precarios que incluso pagan menos del salario básico español que es de 1.184 euros.
Aida destaca que “mucha gente hemos venido preparados, con una carrera ya terminada, con un proceso de educación detrás, y aquí no han sabido valorar eso”, señala Aida. Explica que homologar el título implica “trámites enormes” y que, aun cuando se consigue, aparece otra barrera: “aquí son primero los españoles”.
Esto incluso ocurre cuando el avance delas políticas migratorias de Vox ganan fuerza y también ya sienten xenofobia, incluso por redes sociales, contra los migrantes latinos o también llamados de manera despectiva «panchitos».
Primicias también destaca el caso de Dacana Carpio, también ecuatoriana, que desde que llegó a España ha trabajado, sobre todo, en limpieza, pese a haber estudiado Análisis de Sistemas.
“Nuestros estudios no valen. Si hiciste tres años de tecnología en Ecuador, aquí no sirve para nada”, lamenta. “Tienes que tener un título completo para poder aspirar a una buena empresa. Y si no, la única salida como dicen aquí es que te llamen por ‘enchufe’, es decir, conocer a alguien que te meta”.
Esto ha hecho pensar a varios ecuatorianos de si vale la pena quedarse en España o volver a Ecuador «en señales de que la cosa mejore». Pues, a eso también se suma la falta de contratos que en ell caso de limpieza o trabajos de cafetería no alcanza para los gastos básicos y el coste de alquiler, energías y comida se va de las manos a los migrantes, sobre todo, latinos.
El grueso de la migración ecuatoriana hacia España fue femenina, desmarcándose la tendencia global que hubo hasta los años ochenta del siglo pasado: mujeres que migraban como acompañantes o dependientes de sus cónyuges. Las dinámicas económicas y sociales transformaron ese patrón y dieron paso a la llamada “feminización de las migraciones”. (I)