Madrid, España
Nuestro país esta viviendo un choque de culturas que no tiene nada que ver con ideología, sexo, raza o religión sino con todo eso y más, por lo que se vuelve filosóficamente caótico, ya que cuestionamos todo, exigimos todo, queremos todo y no queremos que no cueste nada, que no hagamos esfuerzo alguno por conseguirlo.
Queremos conseguir todas las maravillas que vemos y ofrecen en las redes sociales y seguir los modelos de vida que la multiplicidad de influencers promueven, pero lo queremos desde la comodidad de un sofá, cama o silla y con la celeridad con que movemos el dedo para dar likes, repostear o escribir lo que sea o parezca inteligente. Hasta ahí llego el esfuerzo y por supuesto que no queremos que nos cueste nada ni asumir ninguna obligación para conseguirlo.
Es por eso que el socialismo del siglo XXI logro vender la Constitución de Montecristi, que garantizaba todos los derechos para vivir en Nirvana pero ignoraba el costo de crear ese Nirvana y logró sellar constitucionalmente una cultura económicamente insostenible; que supuestamente duraría por 300 años y que se ha agotado a los 15 años; no solo por que era impagable sino porque creó todos los obstáculos para no se pueda optimizar la capacidad productiva de los ecuatorianos y má s bien sea un ancla para el crecimiento de nuestro país en todos los frentes.
Hoy que el modelo está agotado se requiere introducir una cultura de productividad, competitividad, sostenibilidad, institucionalidad y derechos acordes con la realidad del mundo de hoy y de la dinámica de cambio que vivimos que avanza a la velocidad de la luz y marca distancias con los que aceptan esas realidades y quedan viviendo en la obscuridad representada por Cuba, Nicaragua, Venezuela, Korea del Norte y una larga lista de países africanos y de otros lares.
Para lograr introducir esa nueva cultura es imperativo desterrar la antigua y la estructura institucional que la quiere perennizar y es ahí donde se da el CHOQUE DE LAS CULTURAS que lo vivimos cotidianamente y en los últimos días se ha vuelto violento e irracional ya que está contaminado por la corrupción política y del narcotráfico, que viven y se desarrollan en el caos; como dice el dicho popular, a río revuelto, ganancia de pescadores.

Es imposible que triunfe el imperio de la nueva cultura sin los síntomas traumáticos que genera el síndrome de abstinencia, pero también es imperativo que la nueva cultura debe generar un marco de respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión, a la seguridad jurídica, a la transparencia, en fin, a todo lo que debe ser una Democracia Republicana y Liberal.
