La mayoría silenciosa, víctima de una minoría escandalosa

Finca de floricultores, en Cotacachi, invadida por manifestantes indígenas el 6 de octubre de 2025.

Juan José Pons

Guayaquil, Ecuador

Desde hace muchos años, nuestro país es víctima de una minoría escandalosa que, a falta de ganar las elecciones como debe ser en una república democrática y poder ejecutar su plan de gobierno, recurren a bloquear las iniciativas de los planes de gobierno de quienes sí ganaron las elecciones obteniendo la votación de la mayoría silenciosa que está interesada en la prosperidad de su familia y del conjunto de la ciudadanía de nuestro país.

Es más, aún cuando esa minoría escandalosa logra una representación legislativa importante, aunque nunca mayoría, esa representación se divide casi inmediatamente y se entrega con una facilidad impresionante a las delicias del poder, con muy contadas excepciones.

La mayoría silenciosa de nuestro país no debe seguir impávida frente a estas acciones retrogradas ya que el futuro de sus familias esta en juego, ya que el país necesita reestructurarse para constituir UNA NACIÓN con instituciones que garanticen la seguridad jurídica y pública así como la estructura productiva competitiva que le permita tener un crecimiento sostenido del 5% de su producto interno bruto por lo algunas décadas, que será la garantía para generar empleo y ofrecer a las juventudes alternativas a la violencia de los GDO y del narcotráfico.

Lo que estamos viviendo en nuestro país nuevamente en estos días, dejando sin empleo y sin ingresos a los ciudadanos de las zonas afectadas además de las graves agresiones que sufre esa mayoría silenciosa, es inaceptable y le toca a toda esa ciudadanía, mayoría silenciosa, hacer oír su voz y hacer sentir su fuerza para impedir que los que, con la excusa de movilizaciones, los chantajean, los agreden y afectan su porvenir. Por eso deben respaldar FRONTALMENTE la tarea de la fuerza pública para poner orden en esos sectores.

Hay que destacar que todas estas acciones destructivas están concentradas en dos o tres provincias del país y literalmente liquidan la actividad de esas provincias.

El estado de derecho se debe respetar y los derechos de las mayorías, así sean silenciosas, se deben respetar.

La CONAIE no es la dueña del país ni tiene derecho alguno de querer imponer a TODO  el país sus consignas e intereses de toda naturaleza. Toda esa energía negativa la deberían canalizar a trabajar para el bienestar de sus comunidades y no para mantenerlos en la pobreza y poderlos manipular hasta con la distribución del agua en las acequias.

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