
El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, aseguró este martes que «en todos los casos» el déficit público del país cerrará por debajo del 5 % del producto interior bruto (PIB) en 2026 «una vez terminada la discusión parlamentaria» del Presupuesto.
En su discurso de política general ante la Asamblea Nacional francesa, el jefe de Gobierno aseveró que tiene la intención de cumplir en 2025 con el objetivo de un déficit del 5,4 % del PIB, después del 5,8 % en 2024.
Justificó la necesidad de recortar los números rojos de las cuentas públicas porque «no podemos dejar que nuestro país sea dependiente de forma duradera de los acreedores del exterior».
Insistió en que los «ahorros» se diseñarán «en un marco plurianual», en que hay que replantearse la acción del Estado y que una parte de los ajustes se conseguirán gracias a la lucha contra «el fraude social y el fraude fiscal» para lo que se va a presentar una ley.
En lo que tiene que ver con la recaudación, una de las grandes novedades será un impuesto que gravará los ‘holdings’ familiares y, en concreto, los activos que no están dedicados a fines operativos.
Se trata de atacar un dispositivo muy utilizado por familias ricas al que se acusa de servir para eludir la fiscalidad gracias a las exenciones de los que se benefician todos los bienes profesionales.
Lecornu reconoció que «puede haber anomalías» en esos ‘holdings’ y que «encuadrar la optimización fiscal» en esos instrumentos «es una primera respuesta», pero de entrada descartó que el gravamen afecte a los activos puramente profesionales.
Ese impuesto, del que según las filtraciones se esperan entre 1.000 y 1.500 millones de euros, sería una alternativa al conocido como ‘impuesto Zucman’ que reclama la izquierda y que consistiría en gravar con un 2 % el patrimonio de los que tienen más de 100 millones de euros, unos 1.800 contribuyentes en Francia. EFE (I)