¿Quién financia a la Conaie?

Manifestación en contra del Gobierno ecuatoriano encabezada por Marlon Vargas, dirigente de la Conaie, en la provincia de Pastaza el 6 de octubre de 2025. Foto: Conaie.

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

“¡Vamos a radicalizar el paro y nos tomaremos Quito!” vociferaba Marlon Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) como si fuera una especie de heredero de alguna dinastía inca o un ser bendecido por el Initi sobre la Tierra.

Pero lo cierto es que sus palabras retumban en los ecuatorianos como aquellas amenazas de Atila el Huno antes de querer meterse en Roma, situación que nunca ocurrió, pero para entonces el llamado “Azote de Dios” ya se tomó Galia y se enfrentó al general romano Aecio en la Batalla de los Campos Cataláunicos, no obstante, Atila se retiró hacia Italia en 452 d. C.

Sin embargo, Leonidas Iza expresidente de la Conaie, a diferencia de Atila, sí logró tomarse Quito, incendiarla y destrozarla como un auténtico campo de guerra para tapar corrupción y casos en su contra que reposaban en la Fiscalía General del Estado y en la Contraloría. Pero, el nuevo “Azote del Tahuantinsuyo” (Marlon Vargas), quiere volver a “conquistar” Quito por la fuerza como si realmente fuese una majestad del país. Sin embargo, para jugar a la guerra se necesitan dos. Vargas reta a una partida a una partida de ajedrez con el presidente Daniel Noboa, pero mientras Noboa mantiene su ejército intacto, el presidente de la agrupación indígena tiene sólo peones que se mueven a su antojo sudando para que alguno logre coronar lo que sea.

Nadie puede negar, en el pasado, que la Conaie ganó notoriedad gracias a las políticas del entonces presidente Rodrigo Borja (Izquierda Democrática) que en 1990 otorgó personería jurídica a la Conaie por demandas legítimas del sector indígena, que aunque minoritario, exigía, entre sus múltiples demandas, participación política. Así, bajo la tutela de Luis Macas, se logró lo que se establezca legalmente la Conaie de donde salió su brazo político el partido Pachakutik. Pero, si se ve, la “lucha indígena” ha sido siempre la misma desde entonces: criticar las políticas del Fondo Monetario Internacional (pese al evidente desconocimiento de qué es el FMI y cómo funciona), las luchas por el “Buen Vivir” y la “resistencia desde 1492” lo cual es un verdadero disparate.

Pese a que la dirigencia indígena en la Constitución del 2008, armada por el partido Podemos de España, influenciada por el PSUV de Venezuela y el MAS de Bolivia, se consiguió lo que se llamó el “Swmak Kawsay” (un “Buen Vivir” que se tradujo en una secretaría que coordinaba hacer ejercicio en horario laboral y abrazar árboles) y un “Estado plurinacional y pluriétnico” según reza el artículo 1 de Montecristi: “Ecuador es un Estado intercultural y plurinacional» y que la nación ecuatoriana es diversa y pluriétnica”, la situación del campo sigue siendo paupérrima. Vamos. ¿En qué ha cambiado la vida de los indígenas desde entonces? La población del campesino de la Sierra (de esta etnia) es en su mayoría la más afectada por la desnutrición crónica infantil y la desigualdad y el analfabetismo. Según el INEC, entre 2019 y 2024, con cifras que incluso alcanzan niveles del 68.5% y 58.99% pero, Ecuador es “es un Estado intercultural y plurinacional». ¿Qué ha hecho la dirigencia de la Conaie, desde Luis Macas para contrarrestar esta realidad? La respuesta es simple: NADA. Tienen todas las garantías legales y constitucionales para mejorar sus comunidades, pero la Conaie sólo se activa en “paros nacionales”.

Una duda que nos hacemos los ciudadanos es, desde que Leonidas Iza se sentó en el trono de la Conaie, los paros se activan cada dos años (apuntando además a los de más crecimiento económico, ya que en 2022, el presidente Guillermo Lasso llevó a la economía ecuatoriana a casi un 5% y Noboa lo propio en 2025, pero allí las células violentas atacan): ¿quién entonces financia la Conaie? En la época de Macas ni de lejos el Ecuador tenía la cantidad de grupos de narcotráfico como los que el país tiene hoy, por lo que sus demandas en 1990 eran más legítimas porque eran causas sociales. Pero, en la actualidad, la Conaie exige puntos cada vez más incumplibles contra una agenda de Gobierno, que además es legítima porque tanto Moreno, como Lasso y Noboa ganaron con la mayoría de votos ciudadanos. Iza quiso poner su plan de gobierno a escrutinio popular y fracasó al sacar solo 5% de la votación en 2025, cuando el indigenado en el país según el INEC es del 7%.

El mariateguismo de la Conaie con financiación abiertamente de grupos irregulares como el narcoterrorismo y con contubernio de países socialistas como Colombia y Venezuela, es lo que realmente Marlon Vargas debe transparentar antes de subirse en su caballo y querer “conquistar” Quito como si fuera un botín político de sus amigos dirigentes. Quizá el comunismo indoamericano sea para ellos el “Swmak Kawsay” pero si es así, ganen elecciones. Vargas quizá debería recordar la frase que Napoleón dijo en 1812 (ya que tanto quiere compartir sus ínfulas): “Du sublime au ridicule, il n’y a qu’un pas” [“De lo sublime a lo ridículo hay sólo un paso”].

Su “resistencia” que es una copia bien paupérrima a la de la Revolución Francesa es más bien más que esos ridículos progres que levantan banderas palestinas en países occidentales con democracia libre y que en su vida irían a Palestina porque allá matan mujeres y cuelgan homosexuales. Vargas más bien se parece a Jacques Clouseau en una película llamada La Pantera Rosa —protagonizada por Peter Sellers— en donde Clouseau grita: “¡Alto ahí, somos la resitance!” y acto seguido un coche le pasa por encima. Así mismo, a Vargas su “Du sublime au ridicule, il n’y a qu’un pas” le pasa por encima por dejar que la pobreza en este “paro” se apodere más de pequeños comerciantes y ganaderos y agricultores: los que jura “defender”. Éste deja atrás una protesta legítima (es democrático no estar de acuerdo con la eliminación del subsidio al diésel) pero con tanto infiltrado, desde violentos a artistas de medio pelo y las del gremio de los pelos morados y banderas palestinas pasamos a una resitance estilo Blake Edwards.

En este punto, así como el tractorcito de Iza (un Toyota 4×4), Vargas no tendrá más que comprarse un Haval H6 híbrido, fabricado en el comunismo de Xi Jinping, porque el diésel está cada vez más caro para él y los contrabandistas.

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