Ganadería bovina de carne: un motor rural que debe encenderse

Emilio Gallardo González

Guayaquil, Ecuador

La carne de res que consumimos forma parte de una cadena agroalimentaria con la posibilidad de convertirse en un factor fundamental para la transformación del sector rural ecuatoriano.

Sin embargo, pese a su potencial, aún se espera la implementación de estrategias que impulsen verdaderamente su desarrollo.

La ganadería bovina de carne representa una de las actividades productivas con mayor capacidad para dinamizar la economía rural. A pesar de su proyección para generar empleo, aportar a la seguridad alimentaria como fuente de proteínas y constituir una reserva patrimonial para los ganaderos—al funcionar como una forma de ahorro o capital acumulado—esta actividad apenas se muestra en la agenda pública agropecuaria.

Control de fiebre aftosa

Uno de los logros más destacados del sector ganadero ecuatoriano, tanto en su ámbito público—a través de la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (AGROCALIDAD)—como en el privado, representado por las diversas asociaciones de ganaderos, es que el país mantiene desde 2015 el estatus oficial, avalado internacionalmente, de país libre de fiebre aftosa con vacunación en el territorio continental, y libre de aftosa sin vacunación en las Islas Galápagos.

Esta enfermedad viral, altamente contagiosa y que afecta al ganado—causando fiebre, llagas en la boca y en las pezuñas, disminución en la producción y graves repercusiones económicas— ha sido controlada mediante exitosas campañas de vacunación. Esto ha permitido desbrozar el camino para la exportación de ganado en pie, carne y sus derivados.

El control y progresiva erradicación de la fiebre aftosa no solo constituye un logro en materia sanitaria, sino que también sienta las bases para el desarrollo agropecuario. Sin embargo, la sanidad por sí sola no es suficiente: se requiere impulsar la productividad.

Para dimensionar el potencial de este sector, debemos observar su desempeño actual.

Producción actual

Según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), este sector contribuye con el 2.1% del Valor Agregado Bruto (VAB) Agropecuario, y en el proceso productivo participan alrededor de 148,000 personas. Se estima que la producción neta de carne de res es de alrededor de 142,000 toneladas anuales.

De acuerdo con la información del INEC-ESPAC, el número de cabezas de ganado bovino a nivel nacional es de 3,722,314, de las cuales aproximadamente el 77% es ganadería destinada a la producción de carne. La provincia con mayor población bovina es Manabí, que concentra el 20% del total nacional.

Orientación ganadera

Para evaluar el grado de orientación económica, ambiental y alimentaria de un país respecto a la ganadería, es útil analizar el número de cabezas de ganado por habitante. Esta información orienta el diseño de políticas ganaderas.

En Ecuador, dicha relación ha evolucionado de la siguiente manera: en 1955 era de 0.32, en 1968 de 0.41, en 2000 de 0.37 y en 2024 de apenas 0.22. Este descenso indica una notable disminución en la inversión en el stock ganadero, lo que sugiere que la actividad ha perdido protagonismo o se practica de forma extensiva y poco tecnificada.

Comparación con países de la región

Si comparamos este indicador en 2024 con otros países, observamos lo siguiente: Colombia (0.58), Argentina (1.28), Brasil (1.17) y Uruguay (3.31). Los tres últimos tienen más de una cabeza de ganado por habitante, lo que refleja una ganadería altamente desarrollada, orientada a la exportación y con fuerte presencia en el PIB agropecuario.

Uruguay es un ejemplo relevante de economía agraria enfocada a la ganadería. Posee más de tres cabezas de ganado por persona y exporta grandes volúmenes de carne vacuna de alta calidad, con manejo intensivo, trazabilidad y certificaciones sanitarias que cumplen exigentes normas internacionales.

Consumo

En cuanto al consumo de carne de res por habitante, según estimaciones de la FAO, para 2025, Argentina alcanza los 44.8 kg, Uruguay 43 kg, Chile 26.3 kg, Colombia 18.8 y Ecuador apenas 12 kg, siendo uno de los más bajos de la región.

Cabe destacar que, entre 1974 y la actualidad, la población ecuatoriana se ha multiplicado por 2.6, mientras que el consumo de carne de res ha aumentado 0.55 veces. Esto refleja la persistencia de elevados niveles de desnutrición y pobreza en el país.

Si no se enciende el motor de la ganadería de carne, el país seguirá perdiendo oportunidades de empleo, ingresos por exportaciones, seguridad alimentaria y herramientas para combatir la pobreza en el campo.

Políticas y estrategias

No obstante los datos mostrados, es indiscutible que Ecuador tiene un gran potencial para el desarrollo de la ganadería de carne.

Para aprovechar dicho potencial, se requieren políticas públicas orientadas a mejorar la productividad, la rentabilidad económica y la calidad del producto. Esto implica incrementar las inversiones en genética, sanidad animal y manejo de potreros; establecer líneas de crédito para financiar programas ganaderos, fortaleciendo la capacitación y la asistencia técnica.

Asimismo, se necesita promover los sistemas de manejo silvopastoril, que es una estrategia sostenible que integra la forestación, pastizales y ganado para conservar los recursos naturales.

Poner en marcha este motor exige voluntad política, visión técnica, una  colaboración efectiva entre los sectores público y privado, como la que permitió controlar la fiebre aftosa. Esa misma alianza debe ahora enfocarse en mejorar la productividad y competitividad, con el objetivo de acceder a los mercados de exportación.

Más relacionadas