McIlroy gana el US Open con récords y ventaja abrumadora

Cada vez que Rory McIlroy encarrilaba un tiro el domingo, había un récord en juego, una parte de la historia del golf a punto de escribirse.

Ese era todo el suspenso que podía ofrecer la ronda final del U.S. Open este año, ya que nunca hubo ninguna duda de que el muchacho de Irlanda del Norte iba a ganar.

Con un control absoluto de sus emociones y su talento, McIlroy jamás dudó. Conquistó su primer campeonato en un major con un recorrido de 69 golpes, dos bajo par, en el campo reblandecido del Congressional y culminó su campaña arrasadora de cuatro días con un total de 268, 16 bajo par, y ocho golpes menos que Jason Day.

Destrozó así el récord del U.S. Open que compartían cuatro golfistas, entre ellos Jack Nicklaus y Tiger Woods.

El joven de 22 años salió del green del hoyo 18 y se abrazó con su padre Gerry, que trabajó empleos adicionales para que su hijo único pudiera jugar al golf.

«Feliz día del padre», le dijo el campeón.

Fue el segundo título seguido en el Open para Irlanda del Norte y el campeón defensor Graeme McDowell le dijo a su sucesor al abrazarlo: «Eres una leyenda».

McIlroy se sumó a la lista de los ganadores de torneos grandes dos meses después de un colapso tan grave que algunos llegaron a preguntarse si podría algún día recuperarse. En el último día del Masters, tenía una ventaja de cuatro golpes pero después de que su 10mo tiro de salida cayó cerca de una cabaña en la periferia del Augusta National, se derrumbó y tuvo una ronda de 80 que lo hizo caer al 15to lugar.

Esta vez, no hubo ninguna señal de que algo así pudiera pasar.

Cuando McIlroy lanzó hacia el 10mo hoyo fueron evidentes las magníficas condiciones en que había llegado al torneo. En el hoyo de 214 metros y par 3, en una superficie con pendiente y con agua de por medio, su tiro pasó por encima del hoyo, para luego detenerse apenas un instante y retroceder gradualmente hasta detenerse a unos pocos centímetros del hoyo.

Finalmente, firmó un total de 16 bajo par que estuvo cerca de alcanzar el récord de todos los tiempos, el 19 bajo par que estableció Woods en St. Andrews en el 2000. Sin embargo, McIlroy estampó su marca en el libro de récords.

Se llevó los registros de marcadores tras 36, 54 y 72 hoyos en la prueba más dura del golf y se convirtió en el tercer jugador que termina con menos de 70 golpes en las cuatro rondas del U.S. Open.

Luego que el viernes superó el récord de 12 bajo par que Woods fijó en Pebble Beach, McIlroy siguió bajando su total ronda tras ronda.

«No podría pedir más y estoy muy feliz de estar sosteniendo este trofeo», dijo el norirlandés. «Sé lo bien que jugó Tiger en 2000 para ganar por 15 en Pebble. Yo intenté salir a imitarlo de alguna manera. Jugué excelente por cuatro días y no podría estar más feliz».

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