
Córdoba estuvo oscura en las primeras horas de ayer. Eran las 08:00 y el sol no aparecía. Había un viento fuerte y una ligera amenaza de lluvia.
En las afueras del Hotel Amerian, en el centro de la segunda ciudad más importante de Argentina, el micro de dos pisos de la empresa Flecha Buss con el logotipo de Ecuador sobresalía. La gente que pasaba lo observaba y curioseaba para ver si encontraba a un jugador conocido.
Los dirigentes fueron los primeros en embarcarse. Álex de la Torre, Iván Romero, quien llevaba un particular sombrero y vestía con terno, el manabita Carlos Estrada… trasladaban sus maletas y las colocaban en una van blanca, que estaba ubicada delante del microbús.
En tanto, José Vinueza, el ex Comandante de la Policía, ahora jefe de Seguridad de la Selección, apuraba el paso del personal de utilería y también de los jugadores.
Los dirigentes viajaban en un auto, mientras Luis Chiriboga se desplazó en otro. Por el vestíbulo también apareció su hijo José Luis, representante FIFA de jugadores, quien tomó rápidamente su equipaje y desapareció de frente del centro hotelero.
El dirigente ratificó que a su llegada a Guayaquil, el DT Reinaldo Rueda tiene que presentar un informe completo sobre lo que pasó en la Copa. Solo después, se tomará una resolución respecto al futuro del entrenador nacido en Cali, Colombia.
Rueda demoró ayer su salida del hotel. Primero salió su hija Alejandra, quien a paso presuroso se subió al microbús de la Tricolor, en donde ya estaba Pedro Zape, el preparador de arqueros. Rueda tenía el ceño fruncido y trasladaba rápidamente su maleta con ruedas.
En la delegación se percibía cansancio y tristeza, tras el adiós de Ecuador en la Copa. En la noche del miércoles, los jugadores salieron pasada la medianoche del estadio Mario Alberto Kempes, cenaron y después se retiraron a sus habitaciones.
“Estamos dolidos porque creíamos en las posibilidades de este equipo. Lamentablemente, no se dieron los resultados, aunque con Brasil lo dimos todo”, expresó Oswaldo Minda, uno de los pocos jugadores que se animó a hablar a su salida del hotel.
Por ahí también pasó el capitán Walter Ayoví, arropado con su chompa, un buzo y una gorra, Él también lamentó la pésima actuación del equipo. “No nos acompañaron los resultados, pero el equipo debe levantar su nivel para las eliminatorias”.
La Tricolor partió a las 08:30 hacia el aeropuerto Pajas Blancas. Los últimos en salir fueron Fabiano Robinho, el hijo de Christian Benítez, y su madrastra Liseth Chalá, quien estuvo junto a su esposo en la Copa.
El niño era el único que sonreía divertido y correteaba de un lado al otro. Luego Chalá, el infante y otro acompañante abordaron un remis (una suerte de taxi color verde). Así fueron los últimos minutos de la Tri en Córdoba. Tristes y oscuros.