Justo Villar y su metamorfosis

El ex guardameta del Real Valladolid Justo Villar, héroe de Paraguay en la Copa América, ha culminado en pocos días una extraordinaria mutación de suplente atormentado en la Segunda División española a estrella refulgente del fútbol internacional.

Y es que Villar hizo ayer un encuentro memorable en el que llevó a su selección a la prórroga ante Brasil en partido de los cuartos de final del torneo americano que se disputó en el estadio de La Plata en Buenos Aires. Una gran parada que hizo a remate de Alexandre Pato amargó a los brasileños y también sacó a los 33 minutos un balón de esos imposibles a Lucio.

Después, detuvo una pena máxima en la tanda de penaltis aunque admitió más tarde que eso es una «lotería», como dijo cuando detuvo un balón desde los once metros al español Xabi Alonso durante el pasado Mundial de Sudáfrica.

Villar fue elegido ayer como mejor futbolista del partido por la organización de la Copa América tras un año muy complicado para él en el Real Valladolid donde terminó a la sombra de un chaval de la cantera, Javi Jiménez.

En cualquier caso, Villar ha llevado con abnegación la etiqueta de suplente la pasada temporada en la Segunda División española, donde pese a su gran prestigio internacional ha tenido que hacer un ejercicio de paciencia y de humildad notables.

Sólo su empuje racial, que le ha mantenido firme en el trabajo diario, le ha permitido mantenerse a flote en los peores momentos, como cuando algún error defendiendo la portería vallisoletana y varios viajes a Paraguay para concentrase con su selección le han perjudicado en la lucha por la titularidad y le condenaron este año al banquillo, primero por detrás de Jacobo y después por detrás del mencionado Jiménez.

Sin embargo, cuando todo estaba en su contra, ha resurgido en la Copa América en la que anoche soltó un partido épico. Y no es el primero, ya que Villar es un guardameta imprevisible que cuando la inspiración le agarra de la mano se muestra seguro, ágil, sobrio y a la vez pleno de reflejos y de viveza.

Virtudes adquiridas, puesto que, en su opinión, «uno nace para ser cancerbero». «Está posición te elige», dijo hace dos años en una entrevista con Efe en la que admitió que lo más ingrato de su oficio de atajar es «celebrar un gol solo».

Entusiasta lector del escritor brasileño Paulo Coelho y amante de la pesca desde que tiene uso de razón, para él su mejor regalo es «el reconocimiento de la gente no sólo como jugador, sino como ser humano».

Esa es la huella que ha dejado en Valladolid, donde Villar ha exhibido siempre su humildad y su bonhomía pese al extraordinario caché que le «adorna» en Latinoamérica, fundamentalmente en Paraguay donde ha conseguido que con el paso de los años el mito de José Luis Chilavert no le pese con su selección.

Justo Wilmar Villar (30 de junio de 1977; Cerrito, Paraguay) finalizó contrato con el Real Valladolid el pasado 30 de junio y anoche fue aplaudido por los seguidores de La Plata que lo esperan como posible nuevo guardameta de Estudiantes.

Hace tres años llegó a España para ganarse un nombre en Europa tras su paso por Newell’s Old Boys, Libertad y Sol de América donde siempre fue admirado. No obstante, el paraguayo no ha tenido la misma fortuna con la afición vallisoletana, ya que ha sido el blanco de su ira en algunos encuentros.

«Un día estás al borde del infierno y al otro del paraíso, pero a veces uno piensa que no ha hecho cosas malas para merecer esto. En mi carrera he cometido errores y he aprendido a levantarme», comenta el guardameta. Ayer se levantó de una forma rotunda tras un año complicado y alejado de los focos.

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