El artista guayaquileño, de 24 años, que está por graduarse en artes visuales en el Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), obtuvo el primer lugar por el trabajo «Non Signal». Se trata de 10 folios de cartulina plegable en los que ha creado un motivo con la apariencia de una impresión digital a partir de simples garabatos. En la obra, los trazos circulares e irregulares de esferográficos de tres colores (azul, rojo y negro) llenan la superficie de dos por tres metros.
«Non Signal» (no hay señal) mereció el primer lugar, según el jurado, porque se somete a un diseño formal contradictorio. El acta de premiación exalta a la pieza como una creación que, trabajada desde el imaginario de las tecnologías de la información, introduce una operación manual de «carácter artesanal precario» que crea una gran paradoja.
El jurado de selección internacional estuvo integrado por el argentino Carlos Gómez Centurión, el chileno Francisco Brugnoli, además de las ecuatorianas Larissa Marangoni y Sara Bermeo, como directora. Ellos escogieron las obras premiadas entre 25 que había preseleccionado un jurado nacional (de 149 presentadas).
Para Brugnoli los tres trabajos premiados están signadas por un lenguaje que bebe del diseño gráfico y de la reiteración formal, algo atribuible a «estas obsesiones de que vivimos de lo mismo». El artista también aprovechó para subrayar la paradoja que entraña el primer premio que enfrenta la realidad tecnológica y la operación manual, «que va desapareciendo frente a esta mecánica».
El segundo premio ($ 6.000) fue para «El efecto de algunos deseos», acrílico sobre tela del artista Marcos Restrepo Burgos. El jurado destacó su «efecto empático» y su coherencia progresiva, desde un discurso abstracto muy riguroso hasta formas ligadas a diseños de estampados industriales.
Con «Proyecciones en el espacio», de gran carga conceptual, Fabio Bajaña Constante se hizo con el tercer premio ($ 4.000). Con el uso de un material «pobre» como los papeles de una guía telefónica, el artista recrea a través de dobleces y papeles de diferentes tonos, la fachada del Palacio de Justicia de Guayaquil. Un efecto «poético melancólico» y a la vez «un cuestionamiento político a la institucionalidad» que alude a un desamparo connotado, según el jurado, que entregó cuatro menciones de honor.
Las 25 obras admitidas serán expuestas desde hoy a las 19:00, cuando el museo inaugure la nueva edición del Salón de Julio, el concurso artístico más importante de la ciudad.
Alexander García Vizcaíno