Talibanes causan 19 muertos en asalto a oficina cerca de Kabul

Diecinueve personas murieron hoy en un ataque de los talibanes contra un edificio gubernamental en la provincia central afgana de Parwan.

Se trata del segundo gran ataque de la insurgencia talibán en menos de diez días en zonas cercanas a Kabul.

Un comando compuesto por al menos seis insurgentes armados y equipados con artefactos explosivos asaltó en torno a las 11.30 horas locales (07.00 GMT) la sede del gobernador regional, Abdul Basir Salangi, situada en la ciudad de Charikar, capital de Parwan.

Según el Ministerio afgano del Interior, «un terrorista suicida hizo estallar la carga explosiva que portaba en un vehículo» Toyota Corolla «junto a la entrada a la oficina del gobernador», «lo que permitió a otros cinco terroristas entrar en el complejo».

De acuerdo con esta versión, dos de los insurgentes consiguieron detonar los artefactos explosivos que llevaban adheridos a su cuerpo, mientras que los tres restantes fueron abatidos por las fuerzas de seguridad.

La zona fue escenario de deflagraciones y tiroteos durante aproximadamente dos horas y sobrevolada por varios helicópteros de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) hasta que las fuerzas afganas se hicieron con el control de la situación.

El asalto provocó finalmente la muerte de 19 personas, incluidos cinco policías, al tiempo que otras 34 resultaron heridas, tres de ellas agentes, según Interior.

Un portavoz del gobernador provincial, Roshan Khalid, consultado por Efe precisó que la mayor parte de las víctimas son funcionarios de la administración de Parwan.

«Este ataque es otro ejemplo del comportamiento despreciable de los insurgentes. Los ataques violentos que matan y hieren a civiles no son aceptables en ninguna cultura o religión», condenó la ISAF en un comunicado.

La acción fue reivindicada por la insurgencia talibán a través de su portavoz, Zabiulá Muyahid, quien argumentó a Efe que el objetivo del ataque era «una reunión de alto nivel entre las autoridades afganas y oficiales extranjeros».

El gobernador Salangi, un ex jefe de la Policía de Kabul, fue una destacada figura muyahidín durante la guerra contra la ocupación soviética de la década de 1980, era próximo al asesinado líder de la Alianza del Norte Ahmad Shah Masud, y contrario a los talibanes.

Parwan está lejos de los bastiones insurgentes del cinturón suroriental del país, al noroeste de la provincia de Kabul -con la que limita- y a una hora en coche aproximadamente de la capital afgana.

A punto de cumplirse una década desde la invasión de EEUU y la caída del régimen talibán, los insurgentes parecen encontrarse en un momento de fortaleza y envalentonados por el inicio de la retirada gradual de las tropas extranjeras.

El ataque de hoy es el segundo de gran envergadura de los talibanes en territorios cercanos a Kabul en menos de diez días.

El pasado día 6 la OTAN sufrió su mayor golpe en una década de guerra al morir 30 soldados de EEUU, siete afganos y un intérprete por el derribo por fuego enemigo de un helicóptero Chinook CH-47 en la provincia central de Wardak, también limítrofe con Kabul.

A la incertidumbre por el futuro de la seguridad en el país centro-asiático se unió esta semana el anuncio de que Hamid Karzai, aliado de Occidente durante estos años, no optará a un tercer mandato como presidente afgano en 2014.

Aunque el método preferido por la insurgencia son los atentados suicidas o las bombas camineras, los asaltos al estilo «fedayín» como el de este domingo, perpetrados por comandos de combatientes que luchan hasta morir, también son muy habituales en Afganistán.

El último gran ataque de este tipo ocurrió a finales de junio, cuando un grupo de insurgentes atacó el emblemático hotel Intercontinental de Kabul y causó la muerte de 21 personas.

Asimismo, el movimiento talibán ha apostado recientemente por un aumento de sus acciones contra objetivos de perfil alto, como cargos importantes de las fuerzas de seguridad y de la administración civil. EFE

 

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