Es grande, muy grande; dicen en México sobre «Chucho» Benítez

De pronto, el americanismo recobró la memoria. Ganó, goleó y gustó, gracias a su Ángel del Gol, El Capitán América y su inclemente Chucho.

Por eso, la sonrisa colosal de Carlos Reinoso tras el triunfo de su amado “Ame” 5-2 sobre Atlas. Su arsenal se juntó para salvarle el puesto como técnico.

Besó a Ángel Reyna, por darle el empate; abrazó a Vicente Sánchez, por abrir la puerta del triunfo, y se deleitó con los bailes en los tres festejos de Christian Benítez, que sellaron el aplastante triunfo.

Como el clima, la ofensiva americanista se nubló después de la anotación del hondureño Georgie Welcome, quien al minuto 10 agradecía la bienvenida de los azulcremas en el Azteca.

La necesidad de ir al frente provocó que los contragolpes de los de Coapa lucieran desesperados, desordenados. Desde la banca, Reinoso observaba a sus dirigidos. Se llevaba las manos a la cintura, recorría su área técnica como león enjaulado y hasta se salía de ella.

Con base a contragolpes, los atlistas buscaban espacios en la defensa americanista para aumentar la ventaja y ganar algo de tranquilidad. Pero un descuido en la parte baja rojinegra, le dio la oportunidad a Ángel Reyna para empatar el marcador, al 45’, con un gol que hizo rugir a la afición en el Coloso de Santa Úrsula y marcó el regreso del goleador del Clausura 2011.

Para la segunda parte, el cielo se despejó, las ideas de las Águilas se aclararon y al minuto 53’, Vicente Sánchez culminó la jugada del Rolfi y Benítez, el marcador ya se inclinaba 2-1 a favor de los locales.

Para fortuna del América, Benítez regresó del vestidor transformado en el goleador que alguna vez representó en Santos. Al 70’, marcó el primero de tres goles que encaminarían la inminente goleada al Atlas. Desde su banca, Romano observaba la agonía de sus jugadores.

La entrada de Vicente Matías Vuoso revolucionó el ataque de las Águilas, permitiendo que El Chucho corriera más libre por la banda derecha y al 78’ se reflejó el cambio, Benítez apareció solo, se movió hacia el centro y sacó un remate que Pinto no pudo detener para el 3-1.

El ánimo de la porra rojinegra no decayó, como el de sus jugadores, quienes aunque intentaban, no podían penetrar la defensa americanista; sin embargo, al 81’, sus esfuerzos dieron frutos y descontaron, gracias a un remate de Flavio Santos.

El cierre de una tarde especial para el americanismo y un respiro para la continuidad de Carlos Reinoso, vino al 90’, con la anotación de un Christian Benítez enrachado y líder de goleo.

El Maestro supo que su equipo reaccionó con furia en el momento justo. Lo envalentonó, salió de la cancha del Estadio Azteca con una mueca que rayaba en el instante de mayor felicidad en su nueva etapa como estratega americanista.

Reinoso estaba condenado, si no ganaba al Atlas. Durante los primeros 44 minutos de acción se pensó fuera del banquillo de su amado “Ame”.

Sus muchachos le respondieron. Su Capitán América, El Ángel del Gol y su Chucho, le agradecieron la confianza que les ha tenido. Tras el triunfo, el chileno no pudo sino besarlos y abrazarlos, porque le recordaron lo grande del americanismo.

Fuente: El Universal

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