El movimiento estudiantil chileno reanudó este miércoles sus marchas multitudinarias para presionar al gobierno por garantías antes de sentarse a dialogar en torno a sus demandas de educación de calidad, igualitaria y gratuita.
Unos 6.000 jóvenes, según la policía, comenzaron a marchar desde una universidad hasta una plaza cercana al centro de la ciudad. La marcha concluyó sin desórdenes y con un acto cultural. En la baja asistencia pudo haber influido que la manifestación fue convocada en la víspera.
Aunque los universitarios y un cuarto de millón de secundarios aseguran que no abandonarán las movilizaciones, por primera vez y debido a presiones económicas, se abrieron a la posibilidad de retornar a clases.
Unos 80.000 secundarios perderán el año escolar por inasistencia, de no mediar la intervención del gobierno, y decenas de miles de universitarios no podrán renovar sus becas o créditos bancarios si sus carreras no cierran el semestre antes del 7 de octubre, y deberán abandonar sus estudios.
«No hay diálogo con esa presión», dijo a la prensa la vocera universitaria Camila Vallejo antes del inicio de la marcha, mientras el secretario general de los estudiantes de la Universidad de Chile, Cristóbal Lagos, aseguró que el plazo fue inventado por las autoridades. «Ese plazo no existía en años anteriores», aseguró.
Boris Díaz, estudiante de ingeniería química de la Universidad de Santiago, dijo a la AP que seguirá movilizado pese a que no le renovaron su beca solidaria. Agregó que mensualmente paga 40.000 pesos (unos 84 dólares) y ahora le están cobrando una deuda de 1,2 millón de pesos (unos 2.524 dólares).
«Si no ganamos nada, voy a tener que abandonar la universidad», añadió.
Los universitarios exigen al gobierno del presidente Sebastián Piñera varias garantías antes de iniciar un diálogo: que no se entreguen recursos a las universidades que lucran con dineros fiscales y que se anule el plazo del 7 de octubre para cerrar el semestre académico.
También reclaman que se frene la tramitación en el Congreso de proyectos de ley relacionados con la educación, que no se envíen otros nuevos y que los debates sean transmitidos a la ciudadanía.
El gobierno ha insistido en que seguirá trabajando en las leyes y que no es partidario de poner fin al lucro en las universidades privadas, sino sólo de regularlo.
Vallejo dijo a los estudiantes reunidos en un parque público que «no vamos a renunciar a la lucha si el diálogo no prospera».
Las demandas generales con las que se inició el movimiento estudiantil cuatro meses atrás incluyen el fin del lucro, educación gratuita, igualitaria y de calidad y mayores aportes para el sector. Los secundarios también presionan para que sus colegios sean administrados por el Estado y no por las municipalidades.
La educación chilena es una de las más desiguales del mundo y su financiamiento está radicado mayoritariamente en las familias, según el último estudio difundido por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los países desarrollados más México y Chile. AP