‘In humano’ de los 60s a los 80s en el arte ecuatoriano

 

Una muestra de arte de gran relevancia histórica se presenta en el Antiguo Hospital Militar de Quito que hoy acoge al Centro de Arte Contemporáneo. Obras de Hugo Cifuentes,  Oswaldo Moreno, Nicolás Svistoonoff, Carlos Viver, Hernán Zúñiga, Juan Villafuerte, León Ricaurte, Guillermo Muriel, Eda Muñoz, Miguel Varea, Pilar Bustos, José Unda, Nelson Román, Ramiro Jácome, Washington Iza, Carlos Rosero y Oswaldo Viteri forman parte de ‘In humano, el cuerpo social en el arte ecuatoriano 1960-1980’, que estará abierta hasta abril del 2012.

Sucede que en algunas muestras de arte, la maestría técnica de las obras suele distraer de los conceptos y las reflexiones que proponen. No es así en ‘In humano, el cuerpo social en el arte ecuatoriano 1960-1980’, donde la factura excelente de las piezas se corresponde con una lógica museográfica y curatorial que invita al visitante a comprender, pensar, cuestionarse y ser crítico. Releer la representación de la figura humana y relacionarla a una época de revoluciones es una de las propuestas de esta muestra que se exhibe en la planta alta del Centro de Arte Contemporáneo, informó diario El Comercio.

Susan Rocha, curadora de ‘In humano’, guía un recorrido que se construye de recuerdos, ideas, imágenes, nombres y lugares.

Uno de ellos, el Café 77, el espacio de reunión de tzántzicos y del grupo VAN: intelectuales, iconoclastas, trabajadores de la cultura; un café galería y que suplía las carencias de la academia al convertirse en centro de discusión, de generación de pensamiento.

Viendo un cuadro de Hugo Cifuentes o las composiciones de Oswaldo Moreno se conoce de las rupturas del grupo VAN, de su arte de collage y fotografía contra la institucionalidad; esa plástica que se preguntaba sobre una condición humana descarnada. Eran años de lectura a Sartre y a Heidegger, de la efervescencia de la Revolución Cubana, del mayo parisino; y con ese ánimo, los creadores de acá idearon la toma de la Casa de la Cultura pidiendo su reestructuración e irrumpieron con la antibienal en Quito y el antisalón en Guayaquil.

Entonces llegan los nombres de Iza, Román, Unda y Jácome, sus pinturas neofigurativas, de cuerpos sin rostros, sin órganos, apenas huesos: un vacío que expresa angustia. Y para comprender cómo esas pinturas reflejan una época, aparece la palabra y el pensamiento de la argentina Marta Traba, del mexicano Leopoldo Zea, del venezolano Alfredo Chacón… De esas voces que dieron forma a la cultura de la resistencia, que buscaron maneras para salir del subdesarrollo con armas inteligentes contra ‘gamonales del arte’ y enajenaciones.

Este arte se relacionaba con la sociedad de entonces no desde el retrato sufriente o paternalista, sino desde la abstracción, en una búsqueda profunda de formas.

‘In humano’ no solo muestra las pinturas, también tiene pantallas interactivas para conocer a los pensadores, catálogos de arte, recortes de prensa, carteles, tiene todo en un orden que permite el diálogo entre arte y visitante.

En las demás salas se agrupan otros ejes sobre esa relación entre la figura humana y la sociedad. Sea un hacinamiento de cuerpos que pone en discusión los contrastes del ‘boom’ petrolero, el desarrollo de las urbes y la migración interna. O ese monstruo que se esconde en cada uno y que aparece en el espejo al reconocernos hijos del siglo XX.

Las obras recogidas en esta muestra dan razón del arte ecuatoriano hasta 1980. Después – dice Rocha – hay un cambio en la representación del cuerpo social. Los 80 es la década de la caída de los sueños de revolución y es cuando aparece un neorrealismo cercano a la vida nocturna y a las poéticas del borde.

Una de las islas  que se incluyen en la muestra hace referencia al rol que jugó la galería Siglo XX, durante esos años, en Quito.

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