Cuenca se alista para la XI Bienal de arte

 

La Bienal Internacional de arte de Cuenca llega a su onceava edición. Llevar a cabo una empresa tan ambiciosa ha sido una labor de entrega constante de parte de todos lo que lo hacen posible. Durante estos días de fiesta la capital azuaya se prepara para dar inicio un año más al evento artístico más importante del país que se abrirá al público desde el viernes 11 de noviembre.

Este año participarán 20 países con 51 artistas, entre ellos 12 ecuatorianos. Los ganadores de la bienal recibirán USD 20 000 y la Alianza Francesa otorgará a los artistas ecuatorianos el premio París.

La programación de la Bienal de Cuenca, además de la exhibición de las obras seleccionadas por las curadorías de Agnaldo Farias, Fernando Castro Flores y Katya Cazar, las cuales se encontrarán en tres sedes principales: El Museo de Arte Moderno, el Museo de Pumapungo y el Museo de la Medicina, se llevarán a cabo eventos paralelos en distintos espacios, entre ellos el Museo de los Metales, el In, la Casa de los Arcos, etc.

El presupuesto de realización de la XI edición es de USD 847 000 que han sido financiados por el Ministerio de Cultura, el Municipio de Cuenca y entidades privadas como Diners.

En un reportaje especial de El Comercio se narra la historia de la bienal: Como una tarea de “locos” era calificada por los artistas y críticos cuencanos la idea de organizar una bienal de pintura en la capital azuaya. Pero, Eudoxia Estrella, Gladys Eljuri y Eulalia Vintimilla decidieron hace 24 años reunirse para impulsar este acto cultural.

La idea de que Cuenca tuviera su bienal nació porque en el Museo de Arte Moderno se realizaban exposiciones con artistas internacionales. El artista ecuatoriano Estuardo Maldonado sugirió a Estrella que organizara un evento con artistas del exterior.

Para la acuarelista cuencana no fue una tarea fácil coordinar la bienal. Ella y el comité organizador buscaron el financiamiento económico, a los artistas y que el evento tuviese un aval estatal. Esto último fue posible a través de la vinculación que Vintimilla y Eljuri tenían con el gobierno de León Febres Cordero. Vintimilla logró un diálogo con Febres Cordero, quien a través del decreto ejecutivo 1 251, emitido en octubre de 1985, aprobó que Cuenca fuese la sede de la Bienal Internacional de Pintura.

Según Estrella, este decreto permitió que Cuenca fuese la sede, pues el Estado se comprometió a apoyar económicamente (la primera edición tuvo un presupuesto de 22 millones de sucres) y responsabilizaba al Municipio de la organización. Ella se encargó de invitar a los artistas, tarea que logró al haber tenido ya un contacto previo con creadores internacionales, en el Museo de Arte Moderno.

De esta forma, desde el 24 de abril hasta el 24 de julio de 1987, se realizó la I Bienal Internacional de Pintura con 134 artistas y 321 obras. Estrella dice que logró su objetivo de revalorizar a las artes y de que el Ecuador sea conocido a nivel mundial.

En la IX edición existieron algunos cambios, entre ellos que dejó de ser una bienal de pintura y se abrió a lo contemporáneo, a que los artistas exhiban propuestas de video, fotografía, instalaciones…

Durante los 24 años en que se ha desarrollado la Bienal de Cuenca, artistas de la ciudad como la pianista Jannet Alvarado y el cantante lírico Juan Carlos Cerna, o literatos como María de los Ángeles Martínez, consideran que este evento influenció en sus ramas. Para Alvarado es un encuentro positivo porque ha traído a gente de varias artes. Además, ella ha tenido aproximaciones hacia el arte pictórico y contemporáneo. También participó con sus composiciones musicales en este evento cultural.

Igualmente, Cerna considera que la Bienal es una suerte de escuela, donde no está presente el maestro pero están sus obras, las que sirven de guía para saber sus técnicas y absorber su trabajo. Dice que el arte influenció en la cultura musical de la ciudad, en los compositores, pues estos últimos escriben sus temas de acuerdo con las corrientes del arte como el minimalismo, el expresionismo y otras que la Bienal se ha encargado de mostrar.

Para la escritora María de los Ángeles Martínez, la Bienal ha dejado marcas de aprendizaje en la gente, porque genera discusiones y pensamiento crítico. Es una verdadera fiesta que refuerza el concepto de ciudad cultural, para que esto no sea solo un mito, sino que a ese nombramiento se le ponga carbón”.

Para el cuencano Juan Pablo Ordóñez, ganador de la IX edición del Bienal, es el evento más importante del Ecuador, porque es un espacio de arte contemporáneo de discusión.

En cambio, el curador de la Bienal, Hernán Pacurucu, dice que esta cita es particular porque se desenvuelve en toda la ciudad, lo cual no sucede en otras bienales, como la de San Pablo, Brasil. “Al ser la capital azuaya una ciudad andina, pequeña, toda la urbe se compenetra con la Bienal. Porque no solo está abierta para expertos, galeristas, especialistas, sino que es una fiesta del arte”.

 

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