«El montaplatos» es una «obra gourmet», dice Jaime Tamaríz

Guayaquil.- «El Montaplatos», de Harold Pinter, es la última obra de Daemon Producciones, dirigida por Jaime Tamaríz, con la actuación de  Alejandro Fajardo y José Burgos,  que se presenta en la Sala Experimental del Teatro Centro de Arte, del 22 al 25 de agosto.

Jaime Tamariz estudió en la escuela de Cristina Rota en España, y regresó al país en el 2008, y desde entonces ha dirigido varias piezas teatrales como «El amante», «La gata sobre el tejado caliente», «Alguien voló sobre el nido del cucú», «Perros», y «Arte», donde también actuó.

El montaplatos” (The dumb waiter) fue escrito en 1957, y llevado a escena por primera vez en 1960. Relata la historia de Ben y Gus, dos sicarios que  están encerrados en un sótano, en un pueblo cerca de Londres, en los años 50, esperando las órdenes de la organización para la que trabajan, con un montaplatos como única conexión con el mundo exterior.

Mientras Ben lee tranquilamente el periódico, Gus comienza a hacerle numerosas preguntas, lo cual eleva la tensión entre ambos.

«El Montaplatos» es una «obra gourmet», dice Tamaríz, «porque estamos hablando de uno de los textos más interesantes al que he podido acceder. Pinter es un genio de la dramaturgia contemporánea, recibió en el 2005 el Premio Nobel de Literatura por dramaturgia, lo cual es muy difícil de conseguir. Es capaz de plantear distintos niveles de comunicación en lo que sucede alrededor de las palabras».

De Pinter, el jurado de la Academia Sueca que le otorgó el Nobel destacó: «el precipicio que hay detrás de la conversación diaria y que irrumpe en los espacios cerrados de la opresión». Así mismo, señala que “devolvió el teatro a sus elementos básicos, un espacio cerrado donde los individuos están a merced de cada uno, y el diálogo imprevisible. Con un mínimo de entrega, del drama salen las luchas de poder y los juegos de escondite a través del intercambio de palabras”.

«La obra tiene un trasfondo político social», afirma Tamaríz, «donde vemos un proceso de deshumanización en los margenes terribles y periféricos».

Ante la pregunta de cómo escoge sus obras, responde: «Miro lo que hay, y escojo lo que me apetece. «El Montaplatos» me apetece porque es algo enriquecedor, implica un proceso más intenso a nivel artístico en el uso del lenguaje, resulta más interesante, no es comercial  para nosotros como grupo, pero resulta enriquecedor crecer a aspectos del teatro y escena que nos interesan».

«La obra dura una hora en tiempo real, el tiempo tiene participación, se va acelerando, se va precipitando. La tensión sube, hay suspenso, con cierto grado de comicidad. Los tipos están paranoicados, sabiendo que están en peligro. Esos hombres están atrapados en ese destino, ellos no tienen donde correr.»

«En la obra hay un personaje que  cuestiona, y se vuelve peligroso. Preguntas como ¿para quién trabajamos?, ¿quién es nuestro jefe?, son las que también nosotros debemos hacernos. Hay estructuras de poder y participamos de eso, pero necesitamos el cuestionamiento sobre las estructuras de poder».

«El teatro es como la vida, pero en el teatro podemos modificar al otro y al mundo».

Sobre sus siguientes proyectos, afirma que su idea es no parar. Luego de «El Montaplatos», vendrá «Frankenstein» que se estrenará en Halloween, y «El Grinch», el 8 de diciembre.

También le interesa llegar al cine, tienen pensada ya la adaptación de una obra de Adalberto Ortiz, que sería en Esmeraldas.

mrjc/

Fotos: Daemon Producciones; LaRepublica.ec

 

 

 

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