Nada era lo que parecía. Nada era como nos lo habían contado. El héroe tenía los pies de barro y la mentira ha terminado por desmoronarse. Lance Armstrong no fue el superhombre que parecía. Aquél que venció al cáncer para reinar en el ciclismo por los siglos de los siglos. Su reino sí era de este mundo. Así lo documentó la Agencia Antidopaje Americana (USADA) desnudando la trama de dopaje establecida por el corredor y sus distintos equipos; y así lo ha refrendado la Unión Ciclista Internacional (UCI), que secunda las acusaciones de la agencia americana y despoja al ciclista tejano de todos sus logros deportivos, matando de un plumazo la leyenda de los siete Tours de Francia.
Dado el traumático paso, la pregunta ahora es: ¿qué futuro le espera a Armstrong? La respuesta es compleja, pero precedentes como el de la velocista también estadounidense Marion Jones arrojan un poco de luz al negro horizonte que espera a Armstrong. Como Jones, el ciclista tejano ha sido acusado de dopaje por la USADA, acusaciones que ha negado sistemáticamente incluso en los tribunales. En 2005 declaró bajo juramento que jamás se había dopado y que no tenía vínculo alguno con el doctor Michele Ferrari, médico que según la USADA fue el encargado de vertebrar toda la trama de dopaje que rodeó la carrera de Armstrong.
Precisamente esta negación de la evidencia que ahora le ha derrocado puede pasarle una elevada factura. Si nos atenemos al ‘caso Jones’, la velocista fue acusada de perjurio y condenada a seis meses de cárcel tras mentir bajo juramento a fiscales del Congreso de Estados Unidos sobre su relación con la trama de dopaje que le permitió cosechar en los Juegos Olímpicos de Sidney tres medallas de oro y dos de bronce. Melladas que, obviamente, el COI y la Federación Internacional de Ciclismo le arrebataron, como ha hecho ahora la UCI con Armstrong.
La mentira sobre el consumo de esteroides le costó a Marion Jones su ingreso en prisión en 2008. La exatleta cumplió con los seis meses en la prisión de Texas, tal y como dictaminó el juez Kenneth Karas, que no tuvo en cuenta la súplica de Jones para que no fuera separada de sus dos hijos pequeños: “Le pido que sea lo más misericordioso posible». No tuvo compasión. Su mentira ante los tribunales en noviembre de 2003 no merecía otra sentencia. No sólo eso, Marion Jones también fue condenada a dos años en libertad condicional, durante los cuales tuvo que cumplir 800 horas de servicios a la comunidad. Si nos atenemos a los precedentes, éste es el difícil panorama que tiene por delante Lance Armstrong, que aún no ha realizado declaración alguna tras la decisión de la UCI.
Todo, mientras su imperio económico se desmorona poco a poco. Si a finales de la pasada semana era la firma deportiva Nike la que le daba la espalda, en días sucesivos han ido rompiendo su compromiso con el exciclista Oakley, Trek y Anheuser-Busch. Nadie quiere seguir ligando su imagen al héroe caído. Es más, alguno de sus ‘sponsor’ podrían reclamarle daños y perjuicios, lo que supondría unas compensaciones económicas millonarias.
El golpe definitivo a su economía vendrá si como todo parece indicar tiene que devolver todo el dinero acumulado por los éxitos de su carrera deportiva. Un cifra que rondaría los 12 millones de euros. De momento, la Federación Francesa reclama al estadounidense que reembolse los 2,9 millones de euros que se llevó por la conquista de sus siete Tours. También SCA Promotions, la aseguradora que pagó al tejano 7,5 millones de dólares por ganar sus Tours, le reclama ahora ese dinero.