Los neoyorquinos recibieron este viernes con quejas y mal humor el inicio del racionamiento de la venta de gasolina en la ciudad y la vecina Long Island, algo que ha traído a los ciudadanos de más edad recuerdos de las crisis del petróleo de la década de los setenta.
El proceso, según el cual los vehículos pueden repostar si la cifra final de su placa de matrícula y el día del mes coinciden en par o impar, es «la mejor manera de ayudar a los clientes a comprar gasolina más rápidamente», explicó el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, al anunciar la medida en la tarde del jueves.
Sin embargo, esa opinión no era compartida esta mañana por muchos conductores. «El alcalde quiere fastidiarnos a todos«, señaló de forma tajante a Efe Ray Wilson, claramente disgustado por la medida, aunque aliviado por no necesitar aún gasolina.
«Está muy mal», lamentó otro conductor mientras hacía cola en una gasolinera de East Harlem.
La decisión fue anunciada ayer por Bloomberg y el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, después de que la lenta mejora del suministro de gasolina tras los problemas causados por el huracán Sandy se frustrara con la avería a un oleoducto que abastece de combustible a la región.
Agentes de policía y empleados de las gasolineras comprueban a través del certificado de registro de los vehículos (un adhesivo oficial situado en el cristal delantero) que los conductores no sucumben a la tentación de cambiar sus placas con las de un amigo, vecino o familiar.
Se trata de un truco viejo que ya se usó en Estados Unidos durante los racionamientos causados por las crisis del petróleo de 1973 y 1979. EFE