Pide protección diplomática la amiga del ex jefe de la CIA

Jill Kelley, la mujer de Tampa, en Florida (Estados Unidos), cuyas denuncias al FBI llevaron destapar el escándalo amoroso del exdirector de la CIA David Petraeus, ha llamado a la Policía en varias ocasiones para solicitar «protección diplomática», según grabaciones difundidas este miércoles por las autoridades.

Kelley, de 37 años y que según medios locales es «cónsul honorario» en Corea del Sur, ha llamado varias veces en los últimos días a la Policía para solicitar «protección diplomática» que sirva para alejar a la prensa de su vivienda en la citada ciudad, según las grabaciones.

En una de esas grabaciones se escucha a Kelley decir a un agente que ella es «cónsul honorario» y que tiene derecho, por el supuesto de «inviolabilidad», a que no se permita a los medios acceder a su propiedad.

En otras tres llamadas a la Policía realizadas el pasado lunes, una persona que se identifica como Kelley denuncia también que un periodista había entrado en su propiedad.

«Están tratando de abrir la puerta», dice en una de las llamadas Kelley.

La mujer, amiga de la familia Petraeus, denunció a un amigo de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) que había recibido correos electrónicos anónimos amenazantes, que se descubrió que procedían de Paula Broadwell, que mantenía una relación sentimental con Petraeus.

El jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) renunció el pasado viernes tras reconocer que mantenía relaciones amorosas con Broadwell, autora de su biografía, ‘All In: The Education of General Petraeus’.

El asunto salió a la luz cuando Kelley, quien se dedicaba a organizar en Tampa eventos sociales para los militares y sus familias destinados en la Base Aérea de MacDill, se comunicó con el agente del FBI para denunciar que había recibido correos electrónicos anónimos amenazantes.

Mientras el FBI seguía la pista de los correos electrónicos, se descubrió la relación de Broadwell con Petraeus, que se investigó ante el temor de que pudiera representar un peligro para la seguridad nacional.

El domingo pasado, Kelley y su marido emitieron un comunicado en el que decían que han sido amigos de Petraeus y su familia desde hace cinco años. «Respetamos la privacidad (de Petraeus) y de su familia y queremos lo mismo para nosotros y nuestros tres hijos», pedía el matrimonio.

El caso de Petraeus se complicó aún más cuando se supo esta semana que el Pentágono estaba investigando al general John Allen, comandante en jefe de las tropas aliadas en Afganistán, por supuestas «comunicaciones inapropiadas» con Kelley.

El presidente estadounidense, Barack Obama, decidió dejar en suspenso la nominación de general Allen como comandante aliado supremo de la OTAN en Bruselas. EFE

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