Correa y Humala hacen autocrítica en un encuentro de sus gobiernos

Cuenca (Ecuador), 23 nov (EFE).- Los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Perú, Ollanta Humala, se reunieron hoy junto con sus gabinetes en una cita periódica que tiene tanto de práctica como de simbólica, por las antiguas disputas entre ambos países, y en la que hicieron una autocrítica sobre la situación en la frontera.

Abrió la salva Correa con una declaración que probablemente hizo bajar la vista a los soldados de los dos países.

«Todavía existe, presidente Humala, no nos engañemos, desconfianza entre nuestras instituciones, las Fuerzas Armadas, y eso debe ser totalmente superado», aseveró.

Lo dijo en el contexto de los esfuerzos por acabar con las minas antipersonales, que son un peligro latente en la selva fronteriza, donde los dos países se enfrentaron en una breve guerra en 1995, una disputa que terminó con un acuerdo de paz tres años después.

Sus equipos de desminado han desactivado un 60 % de los aparatos que las fuerzas armadas revelaron como parte de ese acuerdo, por el que se comprometieron a compartir información para ubicar las minas.

Pero además del 40 % que resta, los expertos han encontrado otras 6.000 minas que los ejércitos no declararon y que deben ser neutralizadas, explicó a Efe una fuente de la Cancillería ecuatoriana.

Las dos naciones tienen como meta eliminar los aparatos para 2017, aunque Correa se preguntó hoy «por qué debe demorar tanto».

«El gran reto de los dos gobiernos es avanzar en la integración y el desarrollo fronterizo», dijo, por su parte, Humala.

Ese desarrollo se vio impedido por las disputas limítrofes en las que se enzarzaron desde su independencia de España a principios del siglo XIX, pero que hoy quedaron un poco más atrás con la firma de una declaración que delimita su frontera en las aguas del Golfo de Guayaquil.

«Es un paso adicional ya para dejar perfectamente establecidas todas las jurisdicciones, todas las pertenencias, los territorios, aguas, etcétera, entre los dos países», dijo Correa, quien explicó que enviarán la declaración a la ONU para su registro.

«No sé si hace 15 años hubiéramos podido firmar esta declaración. Algo está cambiando en América Latina», dijo Humala, mientras Correa negaba con la cabeza, en una rueda de prensa conjunta.

Con la llamada Declaración Conjunta del Golfo de Guayaquil como Bahía Histórica, los dos países desean además reforzar la cooperación en favor de las poblaciones ribereñas y la conservación de los recursos naturales.

El año pasado Ecuador y Perú ya firmaron un acuerdo que detalla sus límites marítimos. Esa delimitación de fronteras contrasta con el litigio que Perú y Chile mantienen en la Corte Penal Internacional de La Haya por sus límites en el mar.

También hubo autocrítica sobre el Proyecto Puyango-Tumbes, uno de los programas fronterizos más ambiciosos, que pretende regar 40.500 hectáreas de cultivos de ambas naciones.

Humala reconoció que el proyecto es «un reto» porque en el pasado la tendencia de ambos países era «no hacerlo».

«Llevamos 40 o 50 años hablando del proyecto Puyango-Tumbes y cada día es un nuevo obstáculo, un nuevo pero», coincidió Correa.

Antes de que esa iniciativa cristalice, Ecuador debe limpiar los ríos Calera y Amarillo, que pasan por un área minera en su territorio donde se contaminan y que llegan a la cuenca de Puyango-Tumbes, por lo que ahora las aguas no podrían usarse para riego, reconoció Correa.

Los dos gobiernos firmaron hoy un acuerdo que le da un plazo adicional a Ecuador para hacerlo. «Falta de limpiar del fondo de los ríos los metales pesados. Lo vamos a hacer», prometió el mandatario.

Ambos presidentes arremetieron contra la minería ilegal, que es uno de los problemas en la rica frontera común, y que Humala dijo que se debe en gran medida a «la falta de presencia del Estado» en esa zona.

Correa dejó claro, sin embargo, que la minería legal es perfectamente legítima y una fuente de recursos «para vencer la miseria». Su Gobierno negocia actualmente concesiones para desarrollar la minería a gran escala.

Pese a las fallas que ellos mismos detectaron en la cooperación binacional, ambos también resaltaron los avances logrados. «Sigue habiendo retrasos, paralizaciones, pero son las excepciones», dijo Correa. EFE

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