Esquizofrénica y trastornada mental…

Bettty Escobar

Betty Escobar
Nueva York, Estados Unidos

Siempre he creído que tengo “una patada” de dislexia y OCD (Obsessive-compulsive disorder o en español: Trastorno obsesivo compulsivo), de andar enderezando cuadros de paredes en casas u oficinas, o confundiendo el número 7 con la letra T o el 3 con la letra E… Pero ¿de ahí a ser “esquizofrénica y trastornada mental” como he sido descrita nada menos que en el informe a la nación de un sábado? ¡Wow! Pero lo más irónico de todo, no es haber sido llamada de esa manera, sino quién me llamó así.

Es el colmo que un empleado público (sí, porque eso es: un empleado público) falte el respeto e insulte a cuanto ciudadano le venga en gana solo por criticarlo y no pensar como él. Yo sigo insistiendo en que “él” está convencido que Dios bajó del cielo y lo señaló con su dedo como el “Mesías del Ecuador”. El mismo delirio tuvo Chávez y por eso ahora el ilegítimo de Maduro lo llama el “Cristo redentor de los pobres”. Irrespetuosos. No tienen ningún derecho para venir a insultar a quienes le hemos dado la responsabilidad de dirigir a un país.

Inaudito gastar fondos del Estado (dinero del pueblo ecuatoriano) para investigar a gente que no ha hecho nada, cuando la corrupción campea; cuando el violador de una niña anda libre y feliz de la vida; cuando el “primo” aún no regresa del “matrimonio del hijo”; cuando los radares chinos nunca funcionaron; cuando un asambleísta es sentenciado en un jucio que jamás debió darse; cuando los sicarios no dejan dormir en paz a todo un país, cuando te roban todos los días, cuando escuchas que un periodista fue asesinado…  La lista de “cuandos” sigue y sigue y sigue.

Pero para “él” nada de eso importa: los criminales tienen luz verde para hacer de las suyas, para “él” los que decimos la verdad somos más peligrosos. Claro, más peligrosos para su revolución, porque en estos días decir la verdad, criticar al gobierno y/o denunciar irregularidades, hieren a la revolución. Esa es la verdad. Por eso “él” no quiere que nadie diga nada. Quiere que todos tengan miedo, porque atemorizados se quedarán tranquilos y dejarán que todo pase y que todo siga pasando, aunque casa adentro se escandalicen más y más de lo que sucede en nuestro país, de la puerta hacia la calle tendrán caras de que todo sigue igual.

¿Hasta cuándo el querer amedrentar a tiempo completo? ¿Hasta cuándo no se preocupa por las verdaderas cosas que afectan a nuestro país? ¿Que necedad darle tanta importancia a un ciudadano que solo dice lo que piensa?  Y sí, es libertad de expresión, aunque le duela en lo más profundo de su ser. Yo creo que estos socialistas del siglo XXI creen que ya Ecuador se creyó el cuento de su revolución y sus manos limpias. ¡Pobres! No hay mentira más grande que esa. Si están tan seguros de su revolución y lo bien que avanza, por qué se preocupan tanto por lo que “unos pocos” digan u opinan? Es contradictorio no creen?

En fin, la verdad no me ofende haber sido insultada por ese señor. Al contrario, si eso quiere decir que mantengo mi derecho y libertad a expresar lo que pienso y siento, entonces soy orgullosamente una esquizofrénica y trastornada mental.

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