Con una oración y con la esperanza de que algún día paren las muertes de inmigrantes indocumentados en el desierto de Arizona comenzó este lunes la caminata anual del migrante entre México y Estados Unidos, que este año cumple su décimo aniversario.
Un diverso grupo de 53 personas, integrado por ciudadanos estadounidenses e inmigrantes provenientes de México, Perú y Guatemala, junto a sus hijos y nietos, salieron en una caravana de autos a mediodía desde Tucson hacia la ciudad fronteriza de Sasabe, en Sonora (México).
Desde allí iniciarán un recorrido de 75 millas (120 kilómetros) que tardarán en recorrer una semana y que seguirá la misma ruta por el desierto que cada año siguen miles de personas que pretenden entrar en Estados Unidos sin ser detectados por las autoridades e iniciar una nueva vida.
«Para mí es una ofrenda que yo puedo dar sacrificando un poquito de mi esfuerzo y mi tiempo para recordar a todas esas personas que han muerto en la frontera», dijo a Efe antes de salir Marisol Flores, quien lleva ya tres años participando en esta iniciativa.
Según las más recientes cifras de la Patrulla Fronteriza Sector Tucson, durante el presente año fiscal 2013, entre el 1 de octubre y el pasado 1 de mayo se han reportado las muertes de 64 inmigrantes indocumentados en esta ruta.
Durante los primos siete días, los participantes recorrerán la misma ruta utilizada por muchos migrantes para cruzar la frontera, hasta culminar su recorrido el próximo 2 de junio en la ciudad de Tucson.
Varios de los participantes expresaron optimismo ante el debate de una posible reforma migratoria a nivel federal, pero también dijeron estar preocupados ante el efecto que tendrá en la frontera debido al incremento en el presupuesto para la seguridad fronteriza.
Lupe Castillo, miembro de la Coalición de Derechos Humanos, dijo que el incremento en la militarización en la frontera es una de las principales causas de las continuas muertes de migrantes a lo largo de la frontera con México. EFE