Un cristiano si no es revolucionario no es cristiano, dice Francisco

El papa Francisco lee un mensaje durante la oración del Angelus desde la ventana de su estudio que da a la plaza de San Pedro en el Vaticano, 9 de junio de 2013. En declaraciones atribuidas a Francisco por la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos, difundidas por internet el martes, el pontífice reconoció la existencia de un "lobby gay" en el Vaticano. La CLAR luego deploró la publicación y dijo que las declaraciones no habían sido grabadas por lo que no se las podía atribuir con seguridad al Papa. (AP Foto/Alessandra Tarantino)

El papa Francisco dijo este lunes que «un cristiano si no es revolucionario en los tiempos actuales no es cristiano» y subrayó que si bien en la historia ha habido muchos revolucionarios, «ninguno ha tenido la fuerza de la revolución de Jesús», que transformó la historia y cambió el corazón del hombre.

El pontífice se dirigió así a los fieles que acudieron al Aula Pablo VI con motivo de la apertura del simposio eclesiástico de la diócesis de Roma y pidió a los presentes «ser portadores de la palabra de Jesús».

«No entiendo las comunidades cristianas que se encierran en la parroquia», aseveró el pontífice que instó a no tener miedo al diálogo con otras comunidades e invitó a ofrecer «esperanza cristiana con el propio testimonio, con la propia libertad y con la propia alegría».

Así Francisco, que llegó al Aula Pablo VI a pie acompañado del cardenal vicario Agostino Vallini saludando a los muchos fieles que quisieron acompañarle, quiso explicar qué significa vivir bajo la gracia de Dios.

«Debemos pedir el don de la generosidad de la gracia, el valor y la paciencia de salir y anunciar el Evangelio», señaló el pontífice, quien explicó que «valor y paciencia» son las dos virtudes necesarias para «salir de uno mismo» e ir allí donde los «hombres y las mujeres viven, trabajan y sufren y anunciarles la misericordia del Padre que se hizo conocer en los hombres en Jesús».

El papa indicó que «las revoluciones de la historia han cambiado sistemas políticos y económicos, pero ninguna de ellas ha cambiado verdaderamente el corazón del hombre: la verdadera revolución la cumplió Jesús a través de su resurrección».

Francisco pidió a los presentes a no mostrarse indiferentes ante los problemas de una ciudad como Roma y se refirió además a los jóvenes y a los que entre éstos «desean experimentar cosas y no encuentran sentido a la vida hallando en el suicidio una solución».

«¿Sabéis cuántos suicidios tienen lugar hoy en día en el mundo? La cifra es alta, porque no tienen esperanza, han probado muchas cosas y la sociedad, que es cruel, no siempre puede dar esperanza», dijo el pontífice.

Al cierre del acto, el pontífice decidió evitar seguir el protocolo y salir por la puerta lateral y volvió a atravesar el Aula Pablo VI para tener la oportunidad de saludar a los varios miles de fieles que allí se encontraban. EFE

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