La Paz, 16 ago (EFE).- Expertos de nueve países reunidos en Bolivia reivindicaron hoy los usos medicinales, nutricionales y culturales de la hoja de coca, planta a la que se refirieron como «un elemento integrador de los pueblos andinos».
Estas afirmaciones son parte de las conclusiones del IV Foro Internacional «Hacia la construcción de una nueva política de control social y revalorización de la Hoja de Coca», que comenzó el pasado miércoles con la participación de expertos de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, EE.UU., Holanda, Japón y Perú.
Se anunció que el presidente boliviano, Evo Morales, iba a clausurar el foro, pero el gobernante no pudo asistir por cuestiones de agenda, por lo que el encargado de cerrar el evento y leer las conclusiones fue el ministro boliviano de Gobierno, Carlos Romero.
Según el texto leído por Romero, los asistentes concluyeron que «es una obligación como andinos recuperar el uso de la hoja de coca desde sus valores nutricionales y medicinales», además de abordar el tema con un enfoque de «derechos humanos».
«Los usos nutricionales, medicinales y ceremoniales de la hoja de coca enriquecen las prácticas culturales de nuestros pueblos y hay que diferenciarlos de otros usos ilícitos que no son propios desde nuestra cultura», señala el documento.
«Hay que evitar que nos despojen de la hoja de coca mediante su estigmatización y que sea apropiada para los negocios ilícitos. La hoja de coca es de nuestros pueblos», añadió Romero.
Entre otras conclusiones, también se decidió que los saberes «originarios y tradicionales» sobre la planta sean complementados con investigaciones científicas.
El objetivo del foro fue «analizar y trazar caminos de encuentro entre los valores, el desarrollo de uso lícito y la nueva experiencia de control social que se implemente para la reducción de cultivos excedentarios de coca en Bolivia», según informaron las autoridades bolivianas.
La coca es usada en Bolivia principalmente por los campesinos, indígenas y mineros en sus hábitos de consumo, culturales y rituales, pero también es desviada a la producción de la cocaína por lo que sigue en la lista de estupefacientes de Naciones Unidas.
La norma antidrogas vigente en el país andino permite cultivar un límite de 12.000 hectáreas de la planta, aunque actualmente hay en el país 25.300 hectáreas, según un reciente informe de la ONU. EFE