Sao Paulo, 8 abr (EFE).- El Gobierno de Estados Unidos condicionó en 2006 el aval para la venta de una refinería en Texas a la estatal Petrobras a que la petrolera brasileña se comprometiera a no ocupar el lugar dejado por compañías estadounidenses en Ecuador, según documentos filtrados por WikiLeaks y citados hoy por la prensa.
La refinería en mención es la Pasadena Refining Systems (PRS), cuya adquisición es actualmente investigada por la Policía Federal, el Tribunal de Cuentas de la Unión y el Ministerio Público (Fiscalía) de Brasil debido a que, según documentos filtrados a la prensa, el acuerdo incluyó cláusulas que causaron perjuicios millonarios a la estatal.
Según publicó el diario O Estado de Sao Paulo con base en documentos de WikiLeaks, Estados Unidos envió en 2006 varias misiones a Brasil con el propósito de entrevistarse con representantes del Gobierno y de Petrobras para entender la posición de la estatal brasileña en la región y su competición con las petroleras estadounidenses.
En los encuentros, según documentos de la embajada de EE.UU. en Brasilia a los que tuvo acceso WikiLeaks, Washington condicionó la aprobación de la venta de la refinería en Texas a garantías de que Petrobras «no tiene interés en asumir los activos de la Occidental Petroleum’s Ecuador» tras el proceso de nacionalización del sector petrolero iniciado por el presidente ecuatoriano, Rafael Correa.
«La misión recibió garantías de forma repetida y de manera más prominente durante la visita en junio de 2006 del secretario de Comercio (de Estados Unidos, Carlos) Gutiérrez a la ministra de Casa Civil (Presidencia), Dilma Rousseff», en la época también presidenta del Consejo de Administración de Petrobras, apuntó el informe.
«Antes esas garantías, ofrecidas a nivel ministerial, se cree que el caso Occidental no debe ser un obstáculo para la propuesta de Petrobras de adquirir el 50 % de la PRS. No creemos que la adquisición de la PRS por parte de Petrobras signifique un riesgo a la seguridad nacional», agrega el documento diplomático.
El documento señaló que enviados del Gobierno estadounidense se entrevistaron también en mayo de 2006, en Río de Janeiro, con el entonces director internacional de Petrobras Néstor Cerveró, responsable de negociar la compra de la refinería.
«Sería una mala política para Petrobras minar su relación con la Occidental asumiendo sus activos en Ecuador», afirmó a sus interlocutores Cerveró, citado por el informe.
En septiembre de 2006, el entonces presidente de Petrobras, José Sergio Gabrielli, se reunió con integrantes de una misión en la embajada estadounidense y explicó que la intención de la estatal con sus negocios en el país norteamericano era pode elevar la producción diaria desde 2,4 millones de barriles hasta 4,5 millones en 2011.
En 2008, de acuerdo con el informe, el embajador estadounidense de la época, Clifford Sobel, fue informado por otro director internacional de Petrobras, Jorge Luiz Zelada, de que la empresa invertiría 5.000 millones de dólares en Estados Unidos y de que entre sus planes figuraba adquirir el 50 % restante de la PRS.
Según la investigación que se adelanta en Brasil, en 2006 Petrobras pagó 360 millones de dólares por la compra de la mitad del capital de la refinería, que un año antes había sido adquirida en su totalidad por 42,5 millones de dólares por la firma belga Astro Oil.
Esa empresa retuvo su participación del 50 %, pero posteriormente Petrobras fue forzada a desembolsar otros 820 millones de dólares para comprar la otra mitad a Astro Oil, debido a una cláusula en el contrato que le obligaba a ello.
La operación fue autorizada en 2006 por los miembros del Consejo de Administración de Petrobras, que dirigía entonces la actual jefa de Estado, Rousseff.
En un comunicado difundido en marzo, Rousseff admitió que la compra de la refinería en Pasadena fue autorizada debido a que el Consejo de Administración de Petrobras recibió «informaciones incompletas» de un laudo «técnica y jurídicamente equivocado». EFE