El campeón quedó al desnudo y sus héroes, lastimados

La España campeona del mundo no se lo esperaba. No así. Una derrota ante Holanda, en el debut mundialista, estaba dentro de lo posible, pero un triunfo holandés de forma arrolladora no estaba prevista en las casas de apuestas. En ninguna.

Lo ocurrido con España puede ser considerado un accidente, pero quienes llevan estadísticas recuerdan que antes, hace no mucho, este equipo que daba presentaciones amistosas por todo el mundo luciendo su banda de campeón y facturaba muy bien por aquello, ya perdió de forma deslucida frente a Argentina y Brasil. Eran llamadas de alerta que nadie reparó con seriedad.

Es que un campeón sigue siendo un campeón hasta que alguien demuestre lo contrario. Y Holanda hoy ha desnudado a un equipo cansado y sin el hambre de gloria que los holandeses la tienen, y atrasada. Todavía el rostro de Robben demuestra la ansiedad por romper los arcos desde el inicio y su velocidad es comparable a esos animales que no dejan escapar su presa, por más rápida que esta sea. Ante eso, es poco lo que pudieron hacer Piqué y Ramos juntos, por más héroes que hayan sido en un pasado glorioso que hoy luce como historia vieja.

De héroes ha estado lleno España los últimos cuatro años. Los que han ganado todo, los que se han cansado de levantar tantas copas, de todo calibre. Pero parece que han olvidado que mientras ellos viven sus glorias, atrás están quienes se siguieron preparando para el momento de la revancha, que ha llegado en el momento oportuno.

Holanda hoy se las cobró todas con España. Ni siquiera un penal dudoso que puso en ventaja al campeón pudo desbaratar el andamiaje holandés, no comparable a la eterna Naranja Mecánica, sino mas bien a tono con la contundencia alemana. Una aplanadora. Como sea, la goleada que se desató en el segundo tiempo fue una demostración impecable de efectividad, físico y trayectoria, la que permite asimilar una goleada al campeón del mundo como que no fuese la gran hazaña.

España tiene muchas heridas que sanar y en pocos días. Allí queda, moribundo y con ruta directa al banco, su héroe Iker Casillas, salvado del papelón en la final de la Champions en el último minuto por su compañero Sergio Ramos y quien hoy nada pudo hacer para evitar el ridículo del capitán, responsable directo de por lo menos dos goles holandeses. El fútbol tiene esa maldición: el infierno lo espera nuevamente a Casillas, convertido inevitablemente en la cara principal de esta derrota.

Del Bosque sabrá manejar la situación y salvar en algo los laureles en los siguientes dos partidos. Es lo menos que se espera y tiene con qué hacerlo. Pero este 5 a 1 no se lo quita nadie porque es de esos partidos que marcan un antes y un después. Y el exitoso ciclo español parece haber cedido el paso, sin mucha resistencia, a quienes quieran ocupar su lugar.

Marlon Puertas

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