La caída de Amado Boudou, superstar

BUENOS AIRES (AP) — Con carisma y oportunismo, el economista neoliberal Amado Boudou logró seducir políticamente a la presidenta peronista Cristina Fernández y escaló posiciones en el gobierno hasta convertirse en su vicepresidente. «Aimé» aspiraba a más, pero la máquina de fabricar billetes lo obnubiló y sepultó una prometedora carrera política.

Boudou, un economista de 51 años, fue procesado el viernes por cohecho y negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública como partícipe de una maniobra junto a dos socios para apoderarse de la única impresora de papel moneda del país y luego beneficiarse con jugosos contratos con el Estado.

El primer vicepresidente en la historia del país procesado en el ejercicio de la función pública se expone a una condena de uno a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

El fallo del juez federal Ariel Lijo, el segundo que tuvo a su cargo esta delicada causa, afirma que existen pruebas contundentes que comprometen al vicepresidente. Boudou, en cambio, proclama su inocencia y denuncia que es víctima de un complot pergeñado por grupos económicos poderosos que vieron amenazados sus intereses a partir de las políticas populistas e intervencionistas del gobierno.

Boudou.
Boudou.

«Las acciones que se me imputan son falsas e intencionadas y tienen por objetivo sacarme de la vida pública, de erosionar la credibilidad de un gobierno y sobre todo que nunca más nadie se anime a desafiar poderes concentrados», dijo Boudou en su declaración ante el juez Lijo.

Aún si esto fuera cierto, la mayoría de los argentinos consideran culpable al vicepresidente, quien pasó de liderar las encuestas de popularidad como eventual sucesor de Fernández a convertirse en el dirigente con peor imagen de Argentina a medida que avanzó la causa «Ciccone», nombre de la familia propietaria de la imprenta Ciccone Calcográfica.

«Desarrollé una corta pero intensa carrera política llena de ideas y decisiones transformadoras, sin medir qué intereses y qué grupos eran afectados por las mismas», aseveró el vicepresidente en su declaración judicial.

El ascenso de Boudou ha sido una excepción a la regla en la política argentina: llegó a vicepresidente de un gobierno peronista sin militancia previa en esa fuerza política. Por el contrario, su única experiencia fue en las filas un de partido que ya no existe y con postulados económicos totalmente opuestos a los del modelo kirchnerista (por el difunto presidente Néstor Kirchner, de quien la actual mandataria es viuda), autodenominado nacional y popular.

Cuando estudiaba Economía en la Universidad Nacional de Mar del Plata militó en la Unión para la Apertura Universitaria (UPAU), el brazo político universitario del partido liberal Unión del Centro Democrático (UCDE), que tuvo su mayor esplendor durante la década neoliberal de los 90.

Luego cursó un posgrado y dictó clases en la universidad CEMA, cuna de economistas neoliberales.

«Hablé con sus profesores de Mar de Plata y él admirada todo eso. Se confesaba admirador de (el expresidente Carlos) Menem. Boudou era un neoliberal y menemista absoluto. Hoy uno lo ve haciendo la v peronista (con los dedos índice y mayor), nunca antes tuvo un rasgo» de peronista, dijo a The Associated Press el periodista Federico Mayol, autor de la biografía no autorizada de Boudou.

Pero Boudou, «un tipo recontra carismático», «siempre estuvo en el lugar justo en el momento indicado», según Mayol.

El punto de quiebre en su carrera política fue en 2009, cuando siendo responsable de la administración nacional de seguridad social le propuso a la presidenta estatizar los fondos de pensión que estaban bajo administración privada, una de las medidas más trascedentes de la década kirchnerista.

«Por eso lo valoro tanto a Amado Boudou. Porque fue él quien vino a traerme esa idea», relató Fernández en su biografía autorizada «La presidenta».

La mandataria recordó que «era un feriado… Amado me dice: ‘Presidenta, el mundo no va a volver a ser lo que fue. Tenemos que ir por las AFJP (administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones)… Nunca me voy a olvidar ese momento. Néstor escuchó todo en silencio y cuando Amado terminó de hablar le extendió la mano y le dijo ‘estoy totalmente de acuerdo’. Para nosotros fue una noche muy importante».

Con el traspaso al Estado de miles de millones de dólares, el gobierno encontró financiamiento para medidas populistas, como el subsidio a las familias sin trabajo, conocido como asignación universal por hijo, y otras políticas sociales destinadas a alentar el consumo interno y que le aseguraron una importante base de respaldo electoral, mayormente entre los sectores populares.

Esta gestión con los fondos de pensión, sumado a su juventud y carisma, le valieron convertirse en el compañero de fórmula de la presidenta viuda para buscar la reelección en 2011, objetivo que alcanzó con el 54% de los votos.

En el archivo de aquella época de esplendor destacan las imágenes de un Boudou en campaña, vestido con chaqueta de cuero y tocando rock con una guitarra eléctrica, las cuales colecciona. O manejando una motocicleta Harley Davidson acompañado por su joven novia periodista.

La presidenta argentina Cristina Kirchner y el vicepresidente Boudou.
La presidenta argentina Cristina Kirchner y el vicepresidente Boudou.

El 15 de julio de 2010 la justicia decretó la quiebra de la imprenta Ciccone Calcográfica. Sus dueños, desesperados, buscaron la ayuda de Boudou, quien prometió resucitar a la empresa a cambio de quedarse con el control accionario a través de testaferros, de acuerdo con la investigación del juez Lijo.

La firma fue rebautizada como «Compañía de Valores Sudamericana» y al poco tiempo consiguió un jugoso contrato nada menos que para imprimir las boletas de la fórmula Fernández-Boudou para las elecciones generales de octubre de 20011.

Por aquellos días de alta popularidad, Boudou probablemente soñó que su apellido encabezaría la boleta electoral cuatro años después.

«Si no saltaba lo de Ciccone, (Boudou) era un gran candidato, no sé si llegaba a presidente pero sí era un dirigente presidenciable», concluyó Mayol.

En Lima, diciembre de 2012, el presidente uruguayo José Mujica; su par de Surinam, Desiré Delano; el vicepresidente argentino Amado Boudou y su entonces homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro. / ABC Color
En Lima, diciembre de 2012, el presidente uruguayo José Mujica; su par de Surinam, Desiré Delano; el vicepresidente argentino Amado Boudou y su entonces homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro. / ABC Color

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