Israel sufre el segundo atentado terrorista en menos de 24 horas

Jerusalén, 5 nov (EFE).- Al menos tres soldados israelíes resultaron heridos hoy, uno de ellos de gravedad, en un presunto intento de atropello deliberado cerca de la colonia de Gush Etzion, en la Cisjordania ocupada, y que podría ser el segundo perpetrado este miércoles y el tercero en dos semanas.

Según un comunicado del Ejército, un vehículo de transporte que al parecer tenía matrículas palestinas presuntamente trató de arrollar a los tres soldados israelíes en la carretera 60, cerca de una población conocido como Al Arroub, antes de darse a la fuga.

El Ejército ha levantado puestos de control e iniciado un operativo en busca del presunto sospechoso en la zona de Gush Etzion, un bloque de colonias situado entre las localidades palestinas de Belén y Hebrón.

Este mediodía, un kamikaze palestino mató a un guardia de fronteras israelí y causó heridas de diversa consideración a otros tres más al intentar arrollarlos cerca de una estación de tranvía en la autovía que divide Jerusalén Este de jerusalén Oeste.

Según explicaron a Efe testigos, el atacante, de 47 años y vecino del campo de refugiados de Suafat (Jerusalén Este), siguió después conduciendo e hirió a otras diez personas antes de ser muerto a tiros por la Policía israelí.

Antes de ser tiroteado, se había bajado del vehículo, una furgoneta blanca, y había trato de agredir a los viandantes con una barra de hierro, explicó a EFE otro de los testigos.

En un ataque similar, dos personas -una bebé judía de tres meses y una ciudadana ecuatoriana que pretendía convertirse al judaísmo- perdieron la vida el pasado 22 de octubre atropelladas por un kamikaze palestino que trató de arrollar a los viajeros que esperaban en una estación del tranvía vecina a la de hoy.

La acción fue aplaudida por el movimiento islamista Hamas y el resto de facciones palestinas, aunque el grupo no reivindicó formalmente la autoría del ataque.

Los barrios árabes de Jerusalén son testigos de una creciente tensión desde que a principios de julio ultranacionalistas judíos quemaran hasta la muerte a un menor palestino en venganza por el asesinato tres semanas antes de tres estudiantes israelíes a manos de ex convictos de Hamás en Cisjordania ocupada.

Desde entonces, los ataques con piedras al tranvía se han repetido, así como los de colonos y los enfrentamientos entre jóvenes palestinos y agentes israelíes.

Una tensión que se disparó hace dos semanas con el primer ataque de un kamikaze -que mató a dos personas- y que se multiplicó el miércoles cuando un palestino tiroteó y dejó gravemente herido en Jerusalén Oeste a Yehuda Glick, rabino ultranacionalista que trabaja para cambiar el estatus de la explanada de las Mezquitas.

Según el judaísmo, en el lugar donde se levantan las mezquitas de la Roca y Al Aqsa -tercer lugar más sagrado del islám- se elevaba el Segundo Templo Judío, destruido por los romanos hace 2.000 años, su santuario más sagrado.

Minutos después de que se reabriera la zona al tráfico, un grupo de ultranacionalistas judíos apedreó el primer autobús procedente de Ramala que pasó, al grito de «muerte a los árabes» entre los esfuerzos por restaurar la normalidad de la Policía, que detuvo a uno de ellos.

Al caer la noche, alrededor de 200 haredies (miembros de la comunidad ultraortodoxa) se volvieron a concentrar en el lugar del ataque, vecino al barrio ultra religioso de Mea Sherim, para pedir venganza, según pudo observar Efe

Horas después, estallaron enfrentamientos en barrios árabes de Jerusalén como Abu Tor, Wadi Joz o Silwan entre palestinos y policías israelíes que penetraron en estos barrios árabes para practicar registros y detenciones.

Un tribunal israelí dictó, por su parte, que el cadáver del presunto kamikaze tiroteado hoy, identificado como Ibrahim Al Akari, hermano de un ex convicto de Hamás, fuera entregado esta medianoche a su familia y que a su entierro solo puedan asistir 35 personas, para evitar incidentes. EFE

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