Capital sin trabajo

Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

Waze es un sistema de navegación que permite, con un simple teléfono inteligente, conocer en tiempo real la situación del tráfico de una ciudad. La empresa proveedora fue creada en el 2008 en Israel y el año pasado, cuando contaba con 100 empleados, fue adquirida por Google en 1 300 millones de dólares.

En otras palabras, en cuestión de 5 años, un grupo de máximo 100 personas creó 1 300 millones de riqueza. Para ser exactos en el cálculo de la riqueza creada habría que restar las inyecciones de capital que recibió la empresa desde su fundación, pero en cualquier caso la creación neta sobrepasaría los mil millones de dólares.

En marzo de este año, la empresa productora de gafas de realidad virtual “Oculus VR”, con menos de tres años de existencia y con únicamente 75 empleados, fue adquirida por Facebook en 2 000 millones de dólares. Nuevamente, poca gente creando mucha riqueza en poco tiempo.

En el pasado, para crear tanta riqueza se necesitaba decenas de miles de personas por varias décadas. El mundo ha cambiado. Lo que ha cambiado es que aquellas personas con la capacidad de utilizar computadoras y extraer todo su potencial, se han vuelto extraordinariamente productivas, capaces de aportar a la creación de mucha riqueza en poco tiempo. Y todo esto es parte de un proceso que ha ido tomando fuerza en el transcurso de este siglo.

En el pasado, en la revolución industrial, los trabajadores manuales fueron reemplazados por máquinas. Eso logró que quienes manejaban esas máquinas fueran más productivos. Pero hoy, las computadoras pueden reemplazar a personas con altos niveles de educación y no solo a los trabajadores manuales. Y los pocos que manejan esas computadoras son capaces de producir tanto o más que los cientos de personas que sustituyen.

Imaginemos cómo sería el funcionamiento de Waze sin el uso de computadoras: requeriría de miles de cartógrafos y de especialistas en tráfico, que estén trabajando las 24 horas del día y con un nivel de coordinación tan alto que sería necesario armar una compleja estructura gerencial. Pero no, sólo fueron necesarios unos pocos servidores de computadoras, manejados por menos de 100 personas (altamente capaces en el manejo de esos servidores), para crear más de 1 000 millones de dólares.

En el futuro, las personas que sepan utilizar equipos electrónicos y logren extraer el potencial de las computadoras podrán reemplazar a muchas otras. Esos pocos serán altamente remunerados, mientras que todos aquellos que resultan redundantes tendrán que buscar empleo en otros sectores, quizás con menores ingresos. Con la ayuda de la tecnología, un buen médico reemplazará a varios colegas, mientras que un gran profesor reemplazará a muchos más.

Y nosotros, en lugar de concentrarnos en ese enorme reto, andamos creando ministros de la felicidad.

El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en El Comercio.

 

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