Alpacas contra cangrejos/un síndrome que llama al abrazo

Álvaro Alemán

Alvaro Alemán
Quito, Ecuador

Hace pocos días, la entidad gubernamental del gobierno de la China encargada de vigilar las comunicaciones ha prohibido los juegos de palabras. Así como suena. La administración estatal de prensa, publicaciones, radio, cine y televisión señala: “las autoridades de radio y televisión a todo nivel deben ajustar sus regulaciones para impedir el uso irregular e inexacto del idioma chino, en particular, aplicación equívoca de expresiones idiomáticas”.

Parte de la polémica deriva de la naturaleza misma de ese idioma, a su vez abotagado de homónimos; un pequeño cambio de énfasis en un momento de la cadena verbal puede significar giros profundos de significado. Esta característica ha generado un mecanismo poderoso de lucha contra la censura. Un ejemplo reciente consiste en un video, titulado “la canción del caballo de lodo y pasto” en que aparece un grupo de alpacas acompañado de una canción, coreada por niños y niñas, que—a un nivel y con una pronunciación—narra la situación y circunstancias de un grupo de camélidos pero que—a otro nivel y con una pronunciación ligeramente distinta—emite obscenidades y anuncia la rebeldía y anarquía de la significación. El video representa hoy en día la lucha contra la censura: el software empleado, junto con las políticas entreguistas de firmas como Google en China generan resultados equívocos: mensajes de error por ejemplo. Para derrotar al software las personas utilizan juegos de palabras o cambios sutiles de lenguaje que, sin embargo, se entienden como mensajes de oposición.

Un meme similar cita la propaganda oficial; dos mensajes públicos en particular que se refieren tanto a la “sociedad armoniosa” como a las “tres representaciones”. En el juego de palabras, “armonioso” se convierte en “cangrejo” y las “tres representaciones” en “tres relojes de pulsera”. Un video en que un cangrejo aparece con tres relojes en sus pinzas se convierte así en un mensaje que reclama la aceptación de los planes gubernamentales.

Y pues entonces, ahora hay una conversación ampliada en que las alpacas se enfrentan a los cangrejos, esto aparece en la forma también de videos, en múltiples formatos y medios. El combate entre la alpaca y el cangrejo es así una debate global y simbólico sobre el control de los medios. Y no se trata de posturas reductivas, no se trata del gobierno chino contra el Internet. El mismo gobierno ha mostrado una postura progresista en algunos frentes: el primer ministro tiene un programa en que responde preguntas, a veces personales y humanas, se hace el esfuerzo por poner más trámites y aspectos del gobierno en línea y se receptan sugerencias sobre cómo combatir la corrupción entre otros aspectos positivos. Aunque tampoco cabe confundir aquello con un glasnost del Internet en China: varios activistas se encuentran en la cárcel por haber promovido grupos en línea o por protestar políticas públicas. Más bien se trata, como en muchas otras partes del mundo, de algo como una “deliberación autoritaria” en que hay discusión en torno a las políticas públicas pero sin recurso alguno a la toma de decisiones o a acciones de protección para los participantes.

Por otro lado, el ciudadano británico Jono Lancaster, de 30 años, que manifiesta el síndrome Treacher-Collins, que afecta a una persona en cada 50 mil, supo de la existencia de un niño de dos años de edad con la misma condición, en Adelaida, Australia. Este noviembre, Lancaster voló hasta el hogar del pequeño Zackary Walton para tener contacto con él y para manifestar su deseo de servir como ejemplo de lo que se puede lograr con el síndrome. La fotografía de ambos, beatíficamente sonrientes, perdidos en el deleite de la presencia de su abrazador, es precisamente lo contrario de una imagen publicitaria: dos miembros de la especie humana, provenientes de continentes distintos, que se encuentran a sí mismos en su diferencia y que la celebran ante el estupor que el reconocimiento de la humanidad mutua que comparten con nosotros despierta.

El encuentro de Jono con Zackary modela los encuentros posibles que tenemos con los demás a través de los medios de comunicación, la posibilidad del hallazgo, de la sorpresa, del deleite y también de la contradicción, incluso de la desilusión y la rabia. La lucha entre la alpaca y el cangrejo, entre lo lúdico y rebelde contra la sumisión y el miedo ocurre siempre dentro de la posibilidad del (des) encuentro.

Más relacionadas