Miles de personas despiden al escritor chileno Pedro Lemebel

SANTIAGO (CHILE), 24/01/2015.- Asistentes escriben con pétalos de rosa el nombre del poeta y escritor chileno Pedro Lemebel al paso de su desfile fúnebre hoy, sábado 24 de enero de 2015, en la Iglesia Recoleta Franciscana, en Santiago (Chile). Lemebel falleció en la madrugada del viernes tras cuatro años de lucha contra un cáncer de laringe. EFE/Felipe Trueba

Santiago de Chile, 24 ene (EFE).- Miles de personas despidieron hoy al escritor chileno Pedro Lemebel, primero en la Iglesia Recoleta Franciscana, donde sus restos fueron velados, y después en el Cementerio Metropolitano, varios kilómetros al sur del centro de Santiago.

Lemebel, ganador del Premio Iberoamericano de las Letras José Donoso en 2013, recibió varios honores en el interior del templo hasta donde llegó la ministra de Cultura, Claudia Barattini, y la diputada comunista Karol Cariola.

A la salida de la iglesia flamearon decenas de banderas chilenas, del pueblo mapuche, de la comunidad gay y hasta una bandera de Cuba que portaba Víctor Hugo Robles, el ‘Che de los Gays’, reconocido activista del movimiento social chileno, que llevó la batuta de los gritos de los presentes: «Compañero Lemebel presente, ahora y siempre».

Al ritmo de la música que interpretaba una banda de vecinos, familiares y amigos cargaron el féretro de Lemebel, quienes recorrieron algunas calles en la comuna de Recoleta, donde vivió el escritor.

Batucadas y bailes coloridos destacaron también en el recorrido mortuorio mientras el camino y el ataúd fueron constantemente tapizados con pétalos de rosas que lanzaron las vendedoras de la popular Pérgola de las Flores que se levanta en ese municipio.

Nacido en un barrio pobre de Santiago como Pedro Mardones Lemebel en 1952, el ganador del Premio Iberoamericano de las Letras José Donoso en 2013 por obras como «Loco Afán» (1996), «De Perlas y Cicatrices» (1998) y «Tengo miedo Torero» (2001), murió este viernes a consecuencia de un cáncer de laringe que padecía desde hace varios años.

En 2012 fue sometido a una laringectomía, pero su salud no mejoró e incluso perdió el habla a causa del cáncer.

No obstante, hace pocos días y movilizado en una silla de ruedas, estuvo presente en la «Noche Macuca», un homenaje a su obra que fue parte de las actividades del Festival de Teatro Santiago a Mil.

Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) integró junto a Francisco Casas el colectivo de arte «Las Yeguas del Apocalipsis», que protagonizó osadas y crudas acciones contra el régimen, como sepultarse en cal viva, desollando sus cuerpos, para representar a los detenidos desaparecidos.

El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) afirmó en una nota de prensa que la pluma de Lemebel «representa y refleja la fuerza y vitalidad de los marginados, de los excluidos».

Lemebel, que expuso una mirada homosexual y contestataria sobre su país, fue descrito como «un imprescindible para Chile» por el Gobierno.

«Fue un creador incansable», dijo en La Moneda (sede de Gobierno) la presidenta Michelle Bachelet, que definió a Lemebel como «un luchador social y un defensor de la libertad, que representó a los marginados y a los olvidados».

La mandataria reveló este viernes que hace unos días tuvo la oportunidad de despedirse del escritor y se mostró complacida de que en democracia se haya avanzado en algunos de los objetivos por los que Lemebel luchó.

El escritor murió a los 62 años sin renunciar al discurso rebelde y contestatario que esgrimió desde antes de que sus crónicas asombraran por su audacia y lenguaje sin claudicaciones en defensa de los humildes y discriminados.

Los analistas literarios han señalado que con su mirada «coliza» (chilenismo para homosexual) tendida sobre la sociedad chilena, Lemebel la ha forzado a reconocer sus debilidades, sus placeres culpables y sus perversiones en crudas descripciones sobre las minorías sexuales discriminadas, marginales y despreciadas.

La pluma de Lemebel comenzó a ser conocida en los años 90 a través de libros que recopilan crónicas hasta entonces poco difundidas, como «La esquina es mi corazón» (1995), «Loco afán» (1996), «De Perlas y Cicatrices» (1998), «Zanjón de la Aguada» (2003) y «Adiós Mariquita linda» (2004).

Varias de sus obras han sido traducidas al francés, italiano e inglés y han despertado el interés de universidades e institutos de literatura en diversos países.

Candidato cinco veces al Premio Altazor, nunca le fue otorgado, ni tampoco el Premio Nacional de Literatura, al que fue postulado en 2014. EFE

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