Custo apuesta por la agitación étnica en su desfile número 38 en Nueva York

PUNTA CANA (R.DOMINICANA), 14/11/2014.- Una modelo presenta un diseño hoy, viernes 14 de noviembre de 2014, durante el desfile de la marca Custo Barcelona en el marco de la primera edición del evento de moda y música "Caribe Estilo", en Punta Cana (República Dominicana). Los diseñadores Custo Dalmau y Arcadio Díaz presentaron sus últimas colecciones para la próxima primavera-verano para hombre y mujer en desfiles en los que plasmaron su pasión por la moda y predominaron los colores. EFE/Orlando Barría

Nueva York, 15 feb (EFE).- El español Custo Dalmau, quien abriera camino para al resto de diseñadores de su país en la Semana de la Moda de Nueva York, siguió hoy, en su desfile número 38 en la Gran Manzana, buscando nuevas rutas por las que llevar el ADN de la marca, y esta vez transita lo étnico tamizado por lo experimental.

«Agitar antes de usar» es el título irónico de esta colección otoño/invierno 2015-2016, en la que, según el diseñador, sobre los pilares de lo clásico sucede un terremoto de contemporaneidad.

«Agitamos un lenguaje clásico apoyado en los cuadros y en los tartanes, sobre todo el blanco y el negro. Luego lo agitamos con una estética colorista y étnica», explicó a Efe el diseñador.

Efectivamente, en la coctelera del catalán entran multitud de conceptos y de materiales. El sabor colorista y mediterráneo que forjó su fama baja de latitud y se expone a un siroco en el que los colores se embarran.

El invierno se soluciona con capas, casi chilabas, y las botas se cubren de pelo y se elevan hasta las rodillas hasta parecer calentadores. La feminidad se viste de rosa del desierto.

Pero en esa colisión de lo clásico y lo moderno, el tapiz se convierte en patchwork. El arabesco muta en psicodelia. Los tejidos van desde la lana, en la línea mate, o el acetato, lamé, seda, la viscosa y rayón en la más brillante, pues lo étnico y atávico convive con lo cósmico.

51 modelos para mujer y 25 para hombre crearon así en Nueva York una suerte de tribu sideral, con pelos sintéticos teñidos, con mangas de papiroflexia y la aparición estelar de una maxihombreras de angora. Hay algo de incoherencia en el conjunto, pero hay indudables oasis de brillantez.

La mujer de Custo, otrora cómoda y optimista en su segunda piel, explora ahora la rigidez de algunos minivestidos, las mangas tubulares o la deconstrucción de la caída de las faldas.

Las modelos desfilan con suficiencia y olvidan el desenfado con el que el diseño abrió mercado, aunque conectan con la última colección del catalán en su pasión por el efecto de paño mojado de un lamé plateado en varias capas superpuestas.

Custo vuelve a jugar con ellos al puzzle imposible de volúmenes no voluminosos.

El diseñador, que dice que en el ADN de la marca seguirá para siempre el color y el grafismo, también reconoce que camina hacia la sofisticación de esos mismos conceptos, lo que le lleva a apagar su paleta. «En Nueva York el color nunca ha sido un actor protagonista», aseguró, si bien «la paleta sigue siendo muy amplia».

Finalmente, el hombre, que nunca ha sido protagonista de su propio imaginario, roba unos cuantos planos a lo femenino en esta colección, en la que Custo le reserva un papel inspirado en el cine mudo y condecora esa ingenuidad, esos «looks» de niño bueno de otra época, con unos trabajados y hermosos jacquards en jerséis y pantalones.

Custo Dalmau volvió así a abrir su nicho y renovar contrato con Nueva York, una ciudad en la que ha llevado a cabo «un trabajo de mucha perseverancia, de mucho detalle, de organizar bien las cosas. Poco a poco tenemos un público que va entendiendo nuestra propuesta», concluyó. EFE

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