Ha muerto Eduardo Galeano

El escritor uruguayo Eduardo Galeano, fotografiado por Bernardo Pérez en septiembre de 2008 para el diario español El País.

MONTEVIDEO, Uruguay — Eduardo Galeano, el escritor uruguayo que ganó fama mundial con su libro «Las venas abiertas de América Latina», falleció el lunes. Tenía 74 años.

Galeano murió como consecuencia de un cáncer de pulmón, enfermedad que lo aquejaba desde hacía meses. Por ese motivo se encontraba internado en un sanatorio de la capital uruguaya.

Le gustaba definirse como un escritor que quería contribuir al rescate de «la memoria secuestrada» de América Latina, «tierra despreciada y entrañable». Su obra sacó a la luz la realidad social del continente.

En su libro más popular, «Las venas abiertas de América Latina» de 1971, Galeano afirmó que la pampa chilena del salitre, la selva amazónica del caucho, el nordeste azucarero de Brasil y ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo «tienen dolorosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa».

Eduardo Germán Hughes Galeano nació en Montevideo el 3 de setiembre de 1940 y tuvo una notoria militancia en la izquierda ideológica, aunque nunca se identificó públicamente con ningún partido político.

«La única manera para que la historia no se repita es manteniéndola viva», escribió el periodista, que estuvo exiliado en Argentina y España. Desde que regresó a Uruguay en 1985, si no estaba viajando se lo podía ver deambulando por las calles montevideanas o sentado en torno a una de las mesas del «Café Brasilero», en la Ciudad Vieja, ordenando sus ideas o participando en una conversación con amigos o extraños.

Su vida personal fue discreta, pero su biografía dice que después de dos divorcios se casó con Helena Villagra en 1976 y tuvo tres hijos.

Comenzó su carrera a los 14 años, cuando entró en el mundo del periodismo publicando dibujos que firmaba «Gius», por la dificultosa pronunciación castellana de su primer apellido. Pero algún tiempo después empezó a publicar artículos, que firmó ya como Galeano.

El incipiente escritor desempeñó todo tipo de oficios: fue mensajero, peón en una fábrica de insecticidas, cobrador, taquígrafo, cajero de banco, diagramador, editor y peregrino por los caminos de América.

«Las venas abiertas de América Latina», que escribió cuando tenía 18 añ0s, se tradujo a 18 idiomas y le mereció encendidos elogios desde diversos sectores. Desde su publicación en 1971, el libro se transformó en un clásico de la izquierda latinoamericana. Los autores Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa, en su libro «Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano» describen a «Las venas abiertas de América Latina» como uno de los libros de cabecera del izquierdista clásico del continente.

Sin embargo, en abril de 2014, durante la II Bienal del libro y la lectura en Brasilia, Eduardo Galeano declaró«No volvería a leer Las Venas Abiertas de América Latina, porque si lo hiciera me caería desmayado». Galeano admitió: «no tenía los suficientes conocimientos de economía ni de política cuando lo escribí».

Galeano djo también que «no estoy arrepentido de haberlo escrito, pero ya es una etapa superada».

Desde un comienzo, junto al periodista creció el escritor.

De la novela corta «Los días siguientes» (1963) a los relatos contenidos en «Vagamundo» (1973) pasaron 10 años, pero mantuvo una misma percepción de las cosas que continuó en «La canción de nosotros», premio Casa de las Américas 1975.

Posteriormente, siempre dentro del análisis del contexto político y social de su tiempo, publicó «Días y noches de amor y de guerra» (1978), que se enmarca en la difícil época de las dictaduras en Argentina y Uruguay.

Luego, con la obra «Memoria del fuego», una trilogía estructurada sobre la base de vivencias cotidianas, buscó una recuperación del pasado indigenista, pero con el objetivo de encontrar un futuro más justo.

Un año antes de la publicación de «El siglo del viento» y una vez terminada la dictadura uruguaya, en 1985, regresó a Montevideo.

Tres años más tarde editó «El libro de los abrazos», al que definió como «un libro sobre los vínculos con los demás, los nexos que la memoria ha conservado, vínculos de amor, solidaridad».

En 1995 dio a conocer «El fútbol a sol y sombra» y «Las aventuras de los dioses» y en 1998 «Patas arriba. La escuela del mundo al revés».

Recibió otro premio Casa de las Américas en 1978 y el Aloa de los editores daneses en 1993. La trilogía «Memoria del fuego» fue reconocida con el American Book Award de la Universidad de Washington en 1998 y un año después fue el primer escritor galardonado por la Fundación Lannan de Estados Unidos con el premio a la libertad cultural.

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Con textos de AP.

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